La guerra civil española, que tuvo lugar entre 1936 y 1939, y sus previos y posteriores efectos, provocaron el primer gran éxodo de futbolistas españoles dirección Francia. De entre todo el territorio francés, los clubes de la zona de Occitania se convirtieron en los principales receptores de talento, destacando el FC de Sète 34, Perpignan FC, Montpellier HSC, Olympique Alès o el Toulouse FC.
El primer futbolista nacido en España en llegar al fútbol occitano fue Francisco Iriondo, tras dejar las filas del RCD Espanyol, y debutó con el FC de Sète 34 un 8 de septiembre de 1935. Allí permaneció tan solo una temporada antes de fichar por el Deportivo Alavés. Curiosamente en 1944 decidió volver a Francia para retirarse en el Sète.
Entre 1937 y 1938 llegarían a los dauphins sétois los exblaugranas José Raich, Josep Escolà y Domingo Balmanya. Luis Cazorro llegaría al Montpellier HSC en 1946, un año después lo haría Manolín en el Olympique Alès y Luis Osoro en el Montpellier HSC, y en 1948 el salmantino Heliodoro Delgado aterrizaría en el Toulouse FC y Manuel Llantes en el FC de Sète 34. Un año después, Esteban Gómez lo haría en el Toulouse FC, donde también llegaría la siguiente temporada Julián Vaquero.
Josep Raich
Josep Escolà
Domingo Balmanya
Desde 1950 no volvería a jugar ningún español con un club occitano profesional o semiprofesional hasta que en 1977 el granadino Antoine Martínez, debutaría con el primer equipo del Béziers DFC, tras formarse en la cantera del club, en el que permanecería hasta 1981 antes de fichar por el Girondins de Burdeos. 20 años después llegaría José Manuel Galdames al Toulouse, y otros pocos seguirían sus pasos hasta día de hoy: José Javier Barkero, Manu García o el último en llegar, César Gelabert.