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La selección de Namibia de los años 90, la matagigantes de África

 

La selección de fútbol de Namibia de los años 90 escribió una de las páginas más bellas de la historia del fútbol africano, pasando en tan solo siete años de ser una colonia sudafricana ignorada por el mundo del fútbol a clasificarse por primera vez para la Copa África de 1998.

Una histórica gesta que la acabó bautizando como la matagigantes de África, y sirvió de gran impulso para revalidar en dos ocasiones más (2008 y 2019) su presencia en la máxima competición de selecciones de África, aunque siempre fueron eliminados en la fase de grupos.

 

El delantero Silvester Goraseb.

 

Sus difíciles inicios

Solo había 1,4 millones de namibianos, y hasta 1991 el estatus del país como colonia sudafricana significaba que estaba envuelto en sanciones deportivas contra el apartheid. A pesar de este dato, el combinado de Namibia debutó en partido internacional con el nombre de África Sudoccidental el 16 de mayo de 1989 en casa contra la vecina Angola y perdió 1-0. El 23 de marzo de 1990, solo dos días después de obtener la independencia de Sudáfrica, recibieron al vecino Zimbabue y perdieron 5-1. El 7 de junio, perdieron un amistoso en casa por 2-1 ante Mauricio.

Los siguientes partidos los jugaron en Lesoto, donde perdieron 2-0 ante sus anfitriones el 1 de agosto de 1992, pero ganaron su primer empate en un empate 2-2 contra el mismo rival al día siguiente. Su primera victoria no llegaría hasta el 1 de julio de 1994 en una victoria por 1-0 sobre Botsuana en un amistoso. El 17 de mayo de 1998, Namibia jugó su primer partido fuera de África y contra un rival no africano, perdiendo 2-1 en un amistoso en Francia contra Arabia Saudita.

 

El estadio local de todas las selecciones nacionales es el Independence Stadium de Windhoek, aunque también se utiliza ocasionalmente el Sam Nujoma Stadium de Katutura.

 

El nacimiento de la matagigantes de África

El 27 de julio de 1997, Namibia entera estalló de júbilo cuando la selección nacional consiguió el primer billete de su historia para la fase final de la Copa Africana de Naciones, al imponerse a Kenia y Gabón y hacerse con el codiciado segundo puesto del Grupo 5 de clasificación.

Con los Brave Warriors llamando también a la puerta de la Copa Cosafa Castle Lager, la clasificación no fue una casualidad. Más bien fue la culminación de seis años de planificación, respaldada por el apoyo comercial y político. Cuando el equipo regresó de su último partido de la Copa de Naciones en Libreville, el Primer Ministro estaba entre la multitud que lo esperaba. Como en Sudáfrica, la misión del fútbol iba mucho más allá del terreno de juego, a la búsqueda de la unidad nacional tras el apartheid. El fútbol importaba e importa en Namibia. El ascenso no fue fácil.

 

 

En noviembre de 1996, los Brave Warriors fueron vapuleados por Egipto (7-1) en un partido de clasificación para el Mundial. Pero por cada paso atrás que dieron, hubo dos adelante. Namibia se recuperó y consiguió victorias a domicilio en los partidos de clasificación para la Copa Africana de Naciones contra Liberia y Kenia, y finalmente se ganó el puesto en Burkina Faso con un valiente empate a 1-1 contra Gabón. Muchos expresaron su asombro por el logro, pero el éxito se veía venir desde hacía tiempo, a medida que los namibios superaban los obstáculos de la inexperiencia, los cambios administrativos y una plantilla relativamente reducida.

«Todo es cuestión de confianza», afirmaba Silvester Goraseb, un delantero diminuto, 26 veces internacional y estudiante de la Universidad de Namibia. «Creo que hemos llegado, pero aún podemos aprender mucho. Esto no ha hecho más que empezar». Goraseb formó parte de una nueva generación de jugadores que progresaron en las categorías sub-20 y sub-23. Muchos de los integrantes de aquella selección fueron compañeros de equipo a lo largo de sus carreras, primero en las categorías inferiores y más tarde en la absoluta. Se trataba de una selección joven, en la que incluso Eliphas Shivute, de 25 años, podía considerarse uno de los veteranos.

 

Eliphas Shivute con el Motherwell ante el Celtic.

 

Eliphas Shivute era un extremo veloz, autor de muchos de los goles del equipo y llegó a ser una de las estrellas del Motherwell escocés, tras un breve paso por el Alemannia Aachen en la segunda alemana. «Lo que hace que los grandes países africanos sigan ganando es que tienen jugadores afincados en Europa. Casi todos nuestros jugadores solamente tienen experiencia en su país». En su día dejó el fútbol para trabajar en las minas de diamantes del sur del país, pero regresó al fútbol, y recuperó su plaza en la selección. Shivute afirmaba que cuanto más namibios jugaran en Europa, más posibilidades tendrían. «Lo que hace que los grandes países de África sigan ganando es el hecho de que tienen jugadores afincados en Europa. Casi todos nuestros jugadores solamente tienen experiencia en casa y por eso nos ha llevado tiempo llegar donde estamos, pero cuando tengamos seis o siete jugadores en Europa será un paso hacia un mayor éxito».

Otro «extranjero» de aquella Namibia, era el delantero Razundura Tjikuzu, de 18 años, que en 1997 acababa de firmar un contrato de cinco años con el Werder Bremen. A pesar de su juventud, Tjikuzu ya había sido internacional en dos ocasiones con Namibia.

 

Razundara Tjikuzu con el Werder Bremen.

 

El Presidente de la Namibian Football Association era Immanuel Namaseb, miembro fundador de la liga de fútbol de Namibia, Namaseb fue elegido para el cargo el 5 de julio de 1997, pero llevaba al timón desde el mes de septiembre de aquel año. Los dos hombres responsables de la gestión diaria del equipo eran el entrenador Reston Mogane y el asesor técnico Peter Uberjahn. Mogane, maestro de escuela de profesión, dividía su tiempo entre los dos trabajos; Uberjahn llegó por cortesía de la federación alemana de fútbol para ayudar en el desarrollo del fútbol namibio. También era subdirector del Ministerio de Deportes. Llevaban en el cargo casi 25 partidos y, en aquel tiempo, Namibia pasó de ser un equipo inofensivo a un matagigantes. El cambio de paradigma de aquella selección de Namibia, tras una larga y deprimente racha de derrotas salpicadas por algún que otro empate, se remontaba probablemente a una victoria sobre Costa de Marfil en un amistoso disputado en diciembre de 1994.

 

El capitán de aquella Namibia, Sandro De Gouveia.

 

Para una selección marfilense cansada, que había estado en Sudáfrica y había disputado tres partidos en siete días en la Copa Cuatro Naciones anual, se trataba de un partido amistoso más, y así jugaron. Pero para Namibia la victoria supuso una inyección de moral vital, su primer triunfo sobre uno de los mejores equipos de África. Les dio confianza para el futuro y les permitió encadenar una racha de diez partidos en casa sin conocer la derrota. La clasificación para la Copa Africana de Naciones del año siguiente, que antes era un sueño, se había convertido en una realidad, y estaban a una sola victoria de alzar la edición inaugural de la Copa COSAFA Castle, para lo que necesitaban vencer a Zambia en Windhoek. La victoria, y con el dinero en juego, Zambia no fue fácil de batir.

 

 

El debut en la Copa África de Naciones de 1998

La Copa Africana de Naciones 1998 fue la 21a edición del torneo, y se celebró en Burkina Faso del 7 al 28 de febrero de 1998. La selección de Egipto se coronó campeona de aquella edición.

Namibia sucumbió ante la presión, perdiendo ante Costa de Marfil 4-3, empatando con Angola 3-3, y perdiendo ante Sudáfrica por un contundente 4-1. A pesar de quedar última de su grupo, fue recibida por su afición con locura a su vuelta, y aquel combinado aún es recordado hoy en día por su gran gesta.

 

Arriba: Fillemon Ronnie Kanalelo, Bimbo Tjihero, Gervatius Gerros Urikhob, Johannes Congo Hindjou, Petrus Orlando Haraseb, Given Inchozi Numwa, Phillip Gariseb, Stanley Tiger Goagoseb, Mabbos Ortman, y Petrus Dax Andjamba. Abajo: Robert Nauseb, Frans Page Annanias, Mohammed Ouseb, Ricardo Gio Mannetti, Sandro De Gouveia, Ruben Van Wyk, y Silvester Lolo Goraseb