Con tan solo 17 años y sin haber debutado en la Primera División de su país, el internacional paraguayo Miguel Ángel Benítez viajó a Alicante (España) para fichar por el Calpe CF, procedente del modesto Club Atlético Villa Elisa, donde debutó como profesional en Argentina. Durante su tiempo jugando en la Tercera División, destacó rápidamente por su talento, lo que llamó la atención de clubes de mayor categoría. En 1993, fue fichado por el Atlético de Madrid, club que lo había rechazado 3 años antes para incorporarlo a su filial.
En una entrevista reciente, Benítez recordó sus inicios en España: «Empecé en el Calpe y no me pagaban mucho, y luego fui al Atlético de Madrid donde ganaba 3.000 pesetas al mes, mientras el club también se encargaba de mi apartamento y del coste del autobús/tren para ir a los entrenamientos y partidos». Tal fue el impacto de Benítez en el Calpe que el municipio puso el nombre del futbolista a unas instalaciones deportivas en su honor, ubicadas en la urbanización Plá Senieta.
Tomar de joven una decisión tan importante como la de abandonar el país que le vio crecer no fue fácil, aunque no se lo pensó dos veces, «porque mi entrenador particular, Lobo Diarte, lo creyó conveniente para el buen desarrollo de mi carrera futbolística». Sabía que viajaba con una prueba confirmada por el Valencia CF para quince días «y aunque aquello no salió bien porque aún no se había desarrollado del todo mi cuerpo, Diarte me dijo que tenía condiciones para triunfar en el fútbol español, que tuviera paciencia, que siguiera luchando con la misma ilusión, que me debía quedar… razones que al final acepté».
Pero el jugador paraguayo no intentó solo el asalto al Valencia CF, sino que tres meses más tarde probó con el filial del Atlético de Madrid y los resultados tampoco fueron buenos: «me lo dijeron muy claro, que tenía condiciones técnicas, pero que era muy pequeño de cuerpo para jugar en categorías superiores porque, es cierto, cuando realicé estas pruebas apenas alcanzaba el 1,65 y nadie se fiaba de que pudiera hacerme respetar en un campo de fútbol».
Con tantos reveses, la persistencia de Miguel Ángel Benítez se puso a prueba, pero él nunca desistió de su empeño: «porque tengo una fe ciega en mis condiciones de futbolista y estoy convencido de que triunfaré en la Liga española, para lo que continuaré trabajando con la mayor ilusión; me considero un delantero completo, rápido y goleador, un tipo de jugador que hoy en día se cotiza mucho en el fútbol».
Miguel Ángel Benítez, tras el rechazo del Valencia CF y del filial del Atlético de Madrid, se pasó tres temporadas jugando en la Tercera División del fútbol español, con el Calpe CF. «En España no tenía nombre y el único equipo que me aceptó fue el Calpe, pero no me importó jugar con ellos y pronto Hiddink me indicó que le gustaría que hiciera la próxima pretemporada con el Valencia. Aunque no hubo acuerdo porque mi representante, José Prunes, solicitó una suma alta que el Valencia no accedió a pagar, y enterado de todo Lobo Diarte, consiguió llegar a un acuerdo con el Atlético y vine al Atlético de Madrid gracias al favor que me hizo».
A pesar de su aspecto frágil, el jugador paraguayo llegó a una media de diez goles por temporada en Tercera División, «y es que mi secreto está en la movilidad, es raro que se me vea estático en el campo, ni cuando el balón está en poder del equipo rival. Conozco totalmente mis condiciones y sé cómo tengo que jugar a un nivel de Primera División», que era, a su entender, «aprovechar la velocidad y buscar la espalda de los defensores, lo que son otras de mis características dentro de esa constante movilidad».