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Marco Macina, el wonderkid de San Marino que jugó en el Milan

 

El internacional sanmarinés Marco Macina dio sus primeros pasos en su país natal, con el Tre Penne, para posteriormente dar el salto al fútbol italiano con el Bolonia, Arezzo, Parma, AC Milan, Reggiana y Ancona. Solo una terrible lesión (rotura de ligamento de la rodilla derecha) le obligó a abandonar el fútbol a temprana edad, haciéndole olvidar el sueño de superar algún día los registros de su compatriota Massimo Bonini, mejor jugador de la historia de San Marino.

Durante su carrera, disputó un total de 13 partidos en la Serie A, siendo considerado uno de los mayores talentos de la época. «Todo el mundo decía que Macina era técnicamente más fuerte que yo, y la verdad es que era así. Ese chico tenía el potencial de Messi”, recuerda Roberto Mancini.

 

 

Nacido el 30 de septiembre de 1964, en Città di San Marino, ingresó en la cantera del Società Polisportiva Tre Penne, uno de los equipos más importantes del país, donde permaneció hasta la categoría cadete. El Bologna FC 1909 lo incorporó en 1980 a su juvenil, un fichaje que le valió su primera convocatoria con Italia, para disputar la Euro Sub-16 de 1982 con Italia (hasta 1988 San Marino no se afilió de pleno en UEFA y FIFA). Aquella escuadra azzurra entrenada por Giuseppe Lupi tenía como máximas estrellas a Giuseppe Giannini y Roberto Mancini, aunque fue Marco Macina el que fue nombrado como mejor jugador del torneo, por sus grandes partidos ante Finlandia y Alemania (en la final).

Con 17 años, recién cumplidos, debutó en la Serie A con el Bologna Calcio en Delle Alpi donde su equipo cayó derrotado por 2-0 ante la Juve. Pese a contar con la prometedora dupla Mancini & Macina, el club descendió a la Serie B junto al AC Milan y Calcio Como. La Sampdoria se hizo con el fichaje de Mancini, y su baja fue la clave para el histórico descenso a Serie C1 durante la 1982-1983. Una categoría en la que nunca llegó a jugar Marco Macina, ya que fue cedido al Arezzo de Serie B, donde se ganaría su traspaso al Parma de Arrigo Sacchi. Su evolución imparable hizo que el invierno de 1984 el AC Milan se interesara por él ante la plaga de lesiones que asolaba la delantera. Pese a formar parte de la plantilla rossonera, trámites burocráticos interminables le impidieron debutar hasta el verano siguiente.

 

 

Tras 13 partidos y un gol durante la temporada 1985-1986, le llegó el debut con la recién creada Selección de San Marino, en un partido amistoso ante la Selección Olímpica de Canadá. La llegada de Silvio Berlusconi a la presidencia le cerró las puertas del primer equipo rossonero, siendo cedido primero a la Regianna, donde completaría una gran temporada, y posteriormente al Ancona, donde empezaría como titular hasta el fatídico 11 de octubre de 1987, cuarta jornada de liga, donde recibió una dura entrada que le arruinaría la carrera. El verano de 1988, pese a asegurar que estaba 100% recuperado, no fue renovado por el AC Milan y ningún equipo se creyó su completa recuperación, optando por la retirada con tan solo 23 años.