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El día que Maradona y Platini compartieron once inicial

 

Diego Armando Maradona y Michel Platini compartieron por un día once inicial bajo la atenta mirada de «O Rei» Pelé en un partido conmemorativo de los 100 años de la fundación de la Football League disputado en el mítico estadio de Wembley.

Este match enfrentó a un combinado formado por los mejores jugadores de la Football League contra el resto del mundo, y tuvo lugar un 8 de agosto de 1987, un año después de la Mano de Dios en México 86.

 

 

El plato fuerte de unos actos conmemorativos que decepcionaron

La Football League inglesa llegaba a sus 100 de existencia como entidad y liga, y para celebrarlo se crearon una serie de actos (empezaron en 1986) para conmemorar y celebrar este trascendental hito. Se apoyó para hacer frente a todo el dispendio de los festejos con la entidad crediticia Mercantile Credit.

Entre las muchas actividades y eventos que se acordaron había el Centenary Tournament que se celebró el abril de 1988, un torneo completo de ocho equipos que se disputó por eliminatorias en los primeros meses de la temporada 1988-89 bajo el nombre comercial de Mercantile Credit Football Festival, y un partido de desafío especial entre el campeón de la liga, el Everton, y el Bayern de Múnich. A pesar de la expectación, los 3 eventos no tuvieron la repercusión esperada entre el público inglés.

 

 

Todo lo contrario significó el plato fuerte que se sirvió en Wembley el 8 de agosto de 1987, y el día anterior en el Gorsvenor House Hotel, donde se organizó el banquete de la víspera del encuentro, en el que se llegó a colocar a Maradona, y su grupo de acompañantes, en una mesa separada del resto. Entre los comensales más destacados encontrábamos a la mayor parte de los jugadores convocados, y a celebridades como Elton John o Pelé.

Un partido muy especial entre los mejores jugadores de la Football League y un combinado del resto del mundo, con la morbosa participación de Diego Armando Maradona tan solo un año después de la mítica Mano de Dios. El partido se denominó Football League XI contra Rest of the World XI, aunque fue titulado por la prensa como el día de la venganza.

El seleccionador de Inglaterra en ese momento, Sir Bobby Robson, fue elegido para dirigir el equipo de la Football League, mientras que el entrenador del Barcelona, Terry Venables, estuvo a cargo de la selección del resto del mundo. El interés por el partido fue razonable, con 61.000 almas presentes en Wembley. Esta asistencia habría sido sin duda mayor de no ser por la decisión tomada de retransmitir el partido en directo por la BBC.

 

 

Los preparativos del partido se centraron principalmente en los jugadores que ambos seleccionadores incluirían en sus plantillas. En 1987, la composición de las nacionalidades que ejercían su oficio en la máxima categoría del fútbol inglés era totalmente diferente a la actual, por supuesto. Prueba de ello es que el único jugador no británico o irlandés incluido en la plantilla de Bobby Robson era Osvaldo Ardiles. La plantilla de 17 hombres de Robson estaba compuesta finalmente por nueve ingleses, tres escoceses, dos de Irlanda del Norte, dos de la República y Ossie.

 

 

Venables, por su parte, disponía en teoría de un grupo más amplio para elegir, pero en la práctica experimentaba al menos el mismo nivel de dificultad para llegar a una plantilla adecuada. Como todos sus jugadores iban a viajar desde el extranjero, había que asegurarse de que iban a tener al menos algún tiempo de juego antes de confirmar los compromisos.

Venables, o la Football League en su nombre, intentaron y no consiguieron que los dos jugadores del AC Milan, Marco Van Basten y Ruud Gullit, viajaran a Londres, pero lograron hacerse con los servicios del recientemente retirado Michel Platini. El francés, que se había retirado oficialmente en junio de aquel mismo año, fue persuadido para que hiciera una aparición (semi) competitiva más y, al hacerlo, jugó su único partido en Wembley.

 

 

Gary Lineker, que por aquel entonces trabajaba a las órdenes de Venables en el FC Barcelona, no podía faltar en el equipo ni en el once inicial. También estaban presentes el futuro campeón del Liverpool, Glenn Hysen, y el Balón de Oro europeo por aquel entonces, Igor Belanov, de la URSS.

Sin embargo, la estrella fue Diego Armando Maradona, que aceptó participar en el partido a cambio de una suculenta cantidad de dinero (según la prensa de la época fue el único que cobró), y que tuvo que sufrir una estruendosa silbatina. Las emociones aún estaban a flor de piel y a pesar de las súplicas que se hicieron antes del inicio del partido para que se respetara a Maradona en lugar de abuchearlo, nunca pudieron hacer otra cosa que caer en saco roto, ante la mirada de Pelé en la tribuna. A Diego le habían prometido que para suavizar los ánimos del público inglés saldría cogido de la mano del propio Peter Shilton, pero finalmente no fue así.

 

Platini, Pelé y Maradona.

 

En una tarde bastante triste en el norte de Londres, un público razonablemente decente (70.000 espectadores) acudió para entretenerse no solamente con el partido en sí, sino también con el espectáculo previo. Esto incluyó la presentación de los equipos por parte del legendario Pelé, así como la presentación individual de cada uno de los jugadores ante el público, después de hacer una marcha individual desde el túnel. Los equipos titulares de aquel partido arbitrados por el inglés Keith Hackett fueron:

Football League XI: Shilton, Sansom, Gough, McGrath, Robson, Waddle, Webb, Beardsley, Brady, Clive Allen y John McClelland. En la segunda parte también participaron Whiteside, Ogrizovic, Clarke, Smith, Ardiles y Nevin.

Resto del Mundo XI: Rinat Dasayev, Glenn Hysen, Thomas Berthold, Salvatore Bagni, Julio Alberto, Diego Maradona, Celso, Paulo Futre, Josimar, Gary Lineker y Michel Platini. También participaron Zubizarreta, Elkjaer-Larsen, Larsson, Stojkovic, Zavarov, Belanov y Detari.

 

 

El ambiente era bastante relajado, tanto en el campo como en las gradas, y la mayoría de la afición estaba naturalmente a favor del once de la Liga de Fútbol. En general, el público apreció la destreza mostrada ante él, aunque los niveles de compromiso entre los protagonistas tendían a diferir significativamente.

Platini aprovechó su tardía única aparición en Wembley y se deslizó por el campo mostrando las sedosas habilidades que le habían convertido en uno de los mejores jugadores del mundo durante la década y media anterior. Con facilidad, y disfrutando de la pelota, debió de pasar por su mente el recuerdo de los 15 años trascurridos desde su debut con el AS Nancy en 1972.

 

 

En cuanto a Diego, probablemente también estaba disfrutando, aunque a cada uno de sus toques fue abucheado, pero fue más en forma de pantomima que realmente despectiva, y ciertamente no pareció molestar al propio jugador.

Bryan Robson estuvo en buena forma para los anfitriones y pareció tomarse el partido bastante en serio con una actuación inspirada. En un par de ocasiones pareció «buscar» activamente a Maradona, antes de retirarse en el último segundo de las entradas en toda regla y contentarse con dar un codazo al argentino.

 

 

Un único gol de Robson dividió a los equipos en el descanso, antes de que se produjera la primera tanda de sustituciones. Norman Whiteside, que sustituyó a Clive Allen, compañero de Robson en el Manchester United, añadió un segundo gol al principio de la segunda parte, antes de que Robson completara el marcador al final de la misma. 3-0 a favor del Football League XI.

Entre los sustitutos de la segunda parte se encontraba el portero del Coventry City, Steve Ogrizovic, que hacía su segunda aparición en Wembley en ocho días, tras haber participado en la Charity Shield contra el Everton una semana antes. Ese partido se había disputado ante 27.000 espectadores más y también había sido televisado en directo.

Tras el partido, ciertos sectores de los medios de comunicación cuestionaron tanto el valor del partido en general como el valor de la victoria de la Football League en particular. Estos supuestos desprecios irritaron un poco a Bobby Robson, que se había mostrado encantado con la actuación de su equipo y con el resultado. «No me lo creo. Si hubiéramos sido derrotados por 3-0 los cuchillos habrían salido. Como hemos ganado, a nadie parece interesarle lo más mínimo», fue su réplica, más bien malhumorada, a los críticos.

 

 

Tal vez debido a las críticas a la Liga de Fútbol por sus prolongados catorce meses de autocelebración, el día en que tres de los grandes del fútbol mundial de todos los tiempos se reunieron para aparecer en el mismo escenario, al mismo tiempo ha quedado en gran parte olvidado.

 

 


Paola Murrandi