Manchester United y Bayern München se enfrentaron en la final de la Copa de Europa de la temporada 1998-1999 en el Camp Nou de Barcelona, en un partido que será recordado para la eternidad por la crueldad de los hechos sucedidos. Ni el United ni su rival, el Bayern de Múnich, habían ganado la corona europea desde hacía más de dos décadas.
¿Qué se puede conseguir en tan solo un minuto? Si se lo preguntas a un fan del Manchester United te dirá: “una Copa de Europa”. Que el fútbol es imprevisible, cruel y a la vez mágico, lo sabemos todos los que lo disfrutamos, pero el 26 de mayo de 1999 la verdadera locura se apoderó del Camp Nou de Barcelona, concretamente en una de las finales de la Champions que más se recuerdan en la historia del fútbol por su desenlace imprevisible y dramático.
Fue sin duda sino la noche europea más loca del siglo XX, una de las más locas, un increíble partido en que el que los Diablos Rojos remontaron un 0-1 al Bayern Munich con dos goles de Teddy Sheringham y Ole Gunnar Solskjaer en el tiempo de descuento, que desataron el éxtasis entre los jugadores de Sir Alex Ferguson y los seguidores ingleses ante las lágrimas de desconsuelo de sus rivales alemanes. Ese final de temporada el Manchester United se convirtió en el primer equipo inglés en lograr el triplete tras ganar también Premier League y FA Cup aquella temporada.
La final del Camp Nou
El Camp Nou fue designado como sede en reconocimiento al centenario del FC Barcelona ese año. La única vez que el estadio albergó la final fue la victoria del Milan por 4-0 sobre el Steaua de Bucarest en 1989. Las posibilidades del Barça de disputar el partido en su propio campo se acabaron en la fase de grupos. El equipo de Louis van Gaal terminó tercero en el Grupo D, por detrás de los finalistas Manchester United y Bayern de Múnich.
Antes de que la fallecida Montserrat Caballé apenas hubiera tenido tiempo de abandonar el campo tras su actuación previa al partido, y tras el pitido inicial de Pierluigi Collina, Mario Basler había adelantado al Bayern a los cinco minutos de partido con un gol de falta. El encuentro fue muy disputado y tuvo ocasiones en ambas porterías, aunque no hay que olvidar que el Bayern mandó dos balones al poste con 1-0 en el marcador que, de haber entrado, hubieran dejado el partido prácticamente sentenciado. El 1-0 se mantuvo hasta que se agotaron los 90 minutos. Para entonces, los hinchas alemanes ya cantaban, los jugadores del Bayern ya lo celebraban, y Lennart Johansson se dirigía al campo para entregar el trofeo, con las cintas del Bayern ya atadas.
Sin embargo, en el minuto 91 el United dispuso de un córner a favor, que sería ejecutado con maestría por su especialista a balón parado, David Beckham. Era la última oportunidad para poder lograr lo imposible, incluso Peter Schmeichel subió a rematar. El córner envenenado fue mal despejado por la tensa defensa bávara, y el balón cayó a los pies de Ryan Giggs que lanzó a puerta con su pierna menos buena y Teddy Sheringham la introdujo en la red.
Cuando parecía que el campeón se decidiría en la prórroga, el conjunto inglés consiguió otro córner apenas un minuto después de haber marcado el empate. De nuevo, Beckham impuso su terror a la defensa bávara y Sheringham remataba de cabeza y Solskjaer convertía el 2-1 provocando el delirio de los ingleses. Lo imposible se había hecho posible en tan solo 1 minuto.
La locura fue tremenda: la voltereta de Schmeichel, el árbitro tratando de levantar a los jugadores del Bayern que estaban tirados en el suelo y Álex Ferguson enloquecido en la banda celebrando con la afición. Los hinchas del United, que segundos antes sollozaban de desesperación, ahora saltaban de alegría y trataban de darle sentido al hecho de que ahora eran campeones. Los aficionados del Bayern, en cambio, intentaban entender que no lo eran. Tras el partido, las escenas en el Camp Nou eran de hinchas del United eufóricos, para los que apenas empezaban a asimilarlo, y de alemanes que miraban vacíamente sus vasos de cerveza pensando en cómo se les había escapado una oportunidad tan dorada.
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Han pasado muchos años desde aquella mítica final del Camp Nou, pero sus imágenes siguen siendo igual de duras. Oliver Kahn, Lottar Matthaus, Marcus Babbel, Stefan Effenberg y compañía la tenían prácticamente ganada y se les escapó de las manos. Algunos de ellos lograron resarcirse un par de años después al vencer en una nueva final al Valencia, pero jamás olvidarán aquel 26 de mayo de 1999 en el Camp Nou.
El Manchester United se convirtió en el primer club en ganar la Liga de Campeones sin haber ganado su liga nacional el año anterior (ganada por el Arsenal). «Fútbol, ¿eh? Maldita sea». Así resumió el entrenador del United, Alex Ferguson, aquella loca final de la Copa de Europa de 1999.