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Madonna y Roberto Baggio, un amor imposible

 

Roberto Baggio, y en especial Madonna, posiblemente protagonizaron uno de los capítulos más políticamente incorrectos de la eterna relación que siempre ha unido futbolistas y estrellas de la música.

 

 

Aunque la historia ha sido prácticamente olvidada y deformada por el paso del tiempo, en su momento dio la vuelta al mundo e inspiró infinitas crónicas de prensa rosa que nunca pudieron ser contrastadas con material fotográfico.

 

 

Una de las artistas más grandes y provocativas de la historia de la música declarando su admiración y devoción sexual en los medios de comunicación hacia un joven futbolista atormentado por las lesiones, entrenadores y una presión mediática asfixiante, que solamente encontró reposo en el budismo y su pareja de toda la vida.

Esta es la historia entre Madonna Louise Veronica Ciccone nacida en Michigan un 16 de agosto de 1958 y Roberto Baggio nacido en Caldogno un 18 de febrero de 1967.

 

 

¿El primer… o segundo encuentro?

El 9 de julio de 1990 a las 16:35 p.m. la superestrella del pop Madonna, vistiendo una chaqueta de Chanel, collar de perlas y gafas Cluster & Gross, llegó procedente de París al Aeropuerto Internacional de Ciampino para dar dos shows de su gira The Blond Ambition Tour en las ciudades italianas de Roma y Torino.

 

 

La llegada de la cantante norteamericana causó un tremendo revuelo en la ciudad debido a que múltiples grupos católicos se manifestaron en contra de la gira debido a su alto contenido sexual y religioso. Madonna para ellos era el demonio en persona, e incluso se rumoreaba que el Papa Juan Pablo II llamaría al boicot e intentaría la cancelación de los shows. Un enjambre de periodistas, paparazzis y fanáticos persiguieron de forma obsesiva a Madonna desde su llegada al aeropuerto durante toda su estancia en Italia.

 

 

La artista no dudó en ofrecer un discurso de aclaración en su defensa a pocos minutos de su llegada, registrado íntegramente para su documental «Truth or Dare». «Soy italoamericana y estoy orgullosa de serlo. Orgullosa de ser americana porque es el país en el que crecí, el país que me dio la oportunidad de ser quien soy hoy y un país que cree en la libertad de expresión y artística. Mi show no es un concierto de rock convencional sino una representación teatral de mi música y como en el teatro provoca pensamientos y lleva hacia un viaje emocional. Mostrando lo bueno y lo malo, la luz y la oscuridad, alegría y tristeza, redención y salvación. No fomento un tipo de vida, sino que la describo y la audiencia es libre de tomar sus propias decisiones y conclusiones. Esto es lo que considero como libertad de expresión, libertad de discurso y libertad de pensamiento. Cada noche, antes de salir al escenario rezo una oración no solamente para que mi show salga bien, sino para que el público lo vea con una mente y un corazón abierto y lo consideren como una celebración de amor, vida y humanidad».

 

 

Madonna, lejos de esconderse, el 10 de julio decidió salir con todo su equipo a correr por las calles de Roma, lo que fue considerado por algunos medios como una auténtica provocación.

 

 

Para calmar un poco los ánimos en Italia, La Gazzeta dello Sport ofreció a Madonna la posibilidad de realizar una entrevista y una sesión de fotos en su hotel luciendo la camiseta de su jugador favorito de la selección italiana de fútbol. La camiseta pertenecía ni más ni menos que a la joven estrella Roberto Baggio, quien marcó dos goles en la Copa Mundial de 1990 y que acababa de fichar por el conjunto de la Vecchia Signora procedente de la Fiorentina.

 

 

En aquella mítica entrevista Madonna confirmó oficialmente su fascinación por la figura de Roberto Baggio, «su gol contra Checoslovaquia fue maravilloso, no conocía su nombre por aquel entonces, pero ese gol y sus grandes ojos verdes me conquistaron totalmente».

Lo interesante del caso es que Madonna ya había usado esa misma camiseta con el dorsal 15… ¡mientras salía a correr por París los días previos a su llegada a Italia! E incluso la utilizó en sus dos conciertos de Roma y Torino durante las canciones «Where’s the Party» y «Causing a Commotion».

 

 

La prensa italiana incluso llegó a asegurar que Roberto Baggio fue la inspiración de la artista para la letra de «Causing a Commotion», después de que ambos se conocieran en secreto durante el primer concierto de la cantante en Italia el 4 de setiembre de 1987. Algo que no cuadraría con las declaraciones posteriores de Madonna, que aseguraba no conocer el nombre del jugador antes del Mundial de Italia 90…

 

 

¿Entregó el bueno de Robby personalmente su camiseta a Madonna en París lejos de las cámaras? Lo único cierto al 100% es que Roberto Baggio y su esposa Andreina, su novia de toda la vida, esperaban el nacimiento de su primera hija, Valentina, que nacería un 2 de diciembre.

Una sesión de fotos exclusiva del nacimiento de la pequeña sería pactada con la revista Sorrisi e Canzoni Tv, del mismísimo Silvio Berlusconi, siempre obsesionado con su fichaje, algo que se dio finalmente en 1995.

 

 

Mundial de Estados Unidos de 1994, Madonna vuelve a la carga

Durante el Mundial de Estados Unidos Madonna volvió a aparecer en la vida de Roberto Baggio cuando presenció el partido de los italianos ante Irlanda en el Giants Stadium y posteriormente declaró en el New York Times: «Baggio es mi sueño. Me gusta todo de él, en especial su coleta. Es muy bello, muy macho, el hombre más bello que he visto nunca». Y como si no fuera poco confirmó que había invitado a la superestrella a cenar en su casa de Beverly Hills. ¿Aceptó la propuesta Robby?