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Luis Figo, la mayor traición de la historia del fútbol

 

El 24 de julio de 2000 se escenificó la considerada mayor traición de la historia del fútbol, el portugués Luis Figo era presentado como nuevo jugador del Real Madrid, tras abandonar el FC Barcelona. Las mentiras del jugador a la prensa a pocos días de consumarla, con la agravante que en aquel entonces era socio y uno de los capitanes de la plantilla, provocaron la indignación y la ira de los aficionados culés, que más de veinte años después aún perduran.

 

 

El portugués se había ganado, entre 1995 y 2000, el aprecio del Camp Nou a base de títulos, driblings exquisitos, y con constantes declaraciones jurando amor eterno al club. En la memoria de todos los aficionados del FC Barcelona quedan sus míticos cánticos: «blancos, llorones, saludad a los campeones» en la plaza de Sant Jaume de Barcelona al conquistar su último doblete blaugrana.

 

 

Por aquel entonces, el extremo derecho se encontraba en su mejor momento de forma, como así lo validó la revista France Football otorgándole el Balón de Oro el diciembre de 2000. Había conseguido dos Ligas de España, dos Copas del Rey, una Supercopa de España, una Recopa de Europa y una Supercopa de Europa, convirtiéndose así en uno de los mejores futbolistas de finales de los 90.

 

 

La traición y la llamada al odio de la prensa culé

Los rumores sobre un acuerdo entre su representante, José Veiga, y el candidato Florentino Pérez saltaron por primera vez a la palestra el 5 de julio de 2000, pero en Barcelona nadie daba credibilidad a la noticia. El jugador no tardó en salir a calmar los ánimos con una mítica entrevista concedida al Diario Sport, tan solo diez días antes de ser fichado por el Real Madrid. «Esta es y será mi camiseta. Gane o pierda Florentino las elecciones, no seré jugador del Real Madrid. Solamente jugaré en el Barça».

 

 

La realidad, para desgracia de los aficionados culés, era muy diferente de la que el jugador había asegurado, y ya se había convertido en la baza electoral de Florentino Pérez en su pugna con el entonces presidente Lorenzo Sanz. El delantero portugués y su representante, José Veiga, no creían que Florentino ganaría aquellas elecciones y contemplaban la propuesta como una simple arma para presionar a la directiva del Barça para conseguir una mejora del contrato. El problema para Figo y Veiga llegó cuando los socios del Real Madrid, ante todo pronóstico, eligieron a Florentino como su presidente, y el documento que habían firmado les sancionaba con una fuerte compensación económica en caso de no cumplir el acuerdo…

 

 

Ante la sorpresa de los aficionados del FC Barcelona, unas horas después de que Joan Gaspart ganara las elecciones a la presidencia del Barça, Figo hacía por fin efectivos los 61,7 millones de dólares de su cláusula (10.270 millones de pesetas de la época). De esta forma se convertía en el traspaso más caro de la historia del fútbol por aquel entonces.

 

 

Gaspart, en pleno caos, calificó el acuerdo entre Florentino y Figo de «inmoralidad» y amenazó tanto al portugués como al Real Madrid: «Quien me la hace, me la paga», aunque aquellas palabras solo acabaron siendo una bravuconería más del presidente azulgrana.

Luis Figo se convirtió así en el primer «galáctico» de Florentino Pérez y acabó vistiendo la 10 del conjunto merengue entre 2000 y 2005. Período en el que conquistó dos Ligas de España, dos Supercopas de España, una Champions League, una Supercopa de Europa y una Copa Intercontinental, título que le había sido esquivo en sus primeros meses con Real Madrid cuando cayó en Yokohama ante el Boca Juniors de Carlos Bianchi, Riquelme y Palermo en 2000.

 

 

Sus visitas a partir de aquel entonces al Camp Nou de Barcelona se convirtieron en un auténtico infierno, en gran parte por la presión ejercida por la prensa deportiva de la Ciudad Condal, incluida la televisión pública Tv3, lejos de apagar el fuego lo avivaron tanto como pudieron. «A veces me he sentido en la piel de un asesino. No me siento como un Judas ni como un traidor», aseguraba el internacional portugués, que confesaba que su principal preocupación era que sucediera «algo extradeportivo, ya que desde algunos sitios se ha fomentado la violencia».

 

 

En el primer clásico después de su traspaso, el sábado 21 de octubre de 2000 ante 100.000 aficionados, Luis Figo salió al campo tapándose los oídos ante una pitada monumental, un gesto que aún caldeó mucho más el ambiente. El recibimiento al portugués superó todas las expectativas, y se convirtió en la bronca del siglo, y esta empezó desde que salió del hotel rumbo al estadio, (donde casi es alcanzado por una lata de cerveza) con abucheos, escupitajos, pitos y hasta amenazas de muerte.

 

 

El diario Sport se sumó más que nadie al escarnio popular, olvidando por completo el dinero que les hizo ganar Figo concediéndoles su última famosa entrevista como culé, y regaló con su edición de aquel sábado un póster con la cara del delantero sobre un billete con la palabra «pesetero».

Por su parte, el Barça anunció que no retiraría las pancartas sobre el portugués salvo que difundieran insultos graves, algo que claramente no se cumplió ni en aquel partido, ni en posteriores, ante la pasividad total de la LFP y la fiscalía española.

 

 

 

 

Figo acusó sobre el césped la presión asfixiante del público, en noventa minutos solo se pudo escapar en una ocasión del duro marcaje del joven Carles Puyol. El defensa catalán anuló a su marca con mano dura, con balonazo incluido al jugador del Madrid, ante los aplausos culés. El resto del encuentro, el portugués optó por pases cortos y fáciles, sin riesgos.

 

 

Silbado cada vez que tocaba el balón y tildado de “pesetero”, fue víctima del lanzamiento de múltiples objetos de distinto tamaño que caían de las gradas. De milagro, el portugués salió intacto de esa primera contienda que terminó con un triunfo por 2 a 0 de los catalanes. Tras esa primera experiencia, los años siguientes, Figo sabía que en cada enfrentamiento ante su exclub sería el blanco de los insultos y de cánticos como «ese portugués, hijo p.. es» o «¡Figo muérete! Tu madre es una p..!».

 

 

El noviembre de 2002, lejos de apaciguarse, la violencia escaló a un nuevo nivel, «yo era el encargado de lanzar los saques de esquina y estaba concentrado porque quería hacer mi trabajo de la manera más profesional posible. Pero llegó un momento en el que no podía porque era tal la cantidad de objetos que caían, que no sabría decir ni lo que eran. Lo único que recuerdo es que me vino bien. Por entonces, a mí me patrocinaba Coca-Cola y vi una botella en el césped y la cogí como si estuviera rodando un anuncio» comentó entre risas en una entrevista reciente. Al día siguiente tuve la oportunidad de ver en los periódicos que cayeron botellas de whisky, cabezas de cerdo… había un poco de todo», explicó posteriormente Luis Figo.

 

 

La verdad según Figo

“Fue una decisión importante y difícil, porque cambié de una ciudad que me daba mucho y donde estaba bien; pero cuando no sientes que eres reconocido por lo que estás haciendo, si tienes una propuesta de otro club lo piensas. Los grandes clubes del mundo son parecidos, la diferencia principal es la gente que forma la sociedad, porque yo llegué a Madrid con un cambio relevante en la presidencia y al inicio no fue fácil. Era todo nuevo para mí, pero la integración fue buena y con la ayuda de todo el mundo me adapté bastante bien”, aseguró Figo.

 

 

La verdad según Joan Gaspart

«Me llamó y me dijo que tenía dos boletos de avión, uno Lisboa-Madrid y otro Lisboa-Barcelona. ‘De ti depende que venga a Barcelona’, dijo. Le dije que lo arreglaríamos, pero me contestó que la única posibilidad de que viniera a Barcelona era que ‘vengas con un comprobante de La Caixa de 500 millones de pesetas’. Le dije que eran las 12 de la noche, que era imposible conseguir el cheque, sin embargo, que viniera a Barcelona y nos haríamos cargo de la operación. No obstante, me respondió que no le servía la promesa», reveló Gaspart.

 

 

Gaspart también responsabilizó a Florentino Pérez, presidente de Real Madrid: «Hizo una jugada de la que me pidió disculpas. Me reconoció que no era justa su propuesta, que solamente pensó en ganar las elecciones». Asimismo, explicó que José Veiga, representante del jugador, había firmado un precontrato con el equipo de Madrid, algo que para Gaspart «era ilegal porque ya tenía contrato».

Lejos de olvidar aquella situación, al día de hoy Gaspart todavía le pide a Figo un mano a mano para terminar con los rumores y poner blanco sobre negro: «Me he sentido traicionado como culé. Lo que sí he hecho es pedirle un cara a cara para explicar el tema, pero nunca he tenido respuesta. No ha habido forma».