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Las camisetas de Jorge Campos, símbolo del fútbol de los 90

 

Las camisetas de Jorge Campos son sinónimo del fútbol de los años 90, un portero atípico en muchos aspectos, en especial por su vestimenta colorida y capacidad para poder jugar de delantero, aspectos que incluso le valieron para ser recreado en «Super Campeones», bajo el nombre de Ricardo Espadas.

 

 

«El Inmortal» fue un jugador irrepetible, arriesgado y extravagante, pero también reconocido por su talento. No hay que olvidar que en 1993, fue galardonado por la IFFHS como el tercer mejor portero del mundo, y en 2011 como el 10.º mejor portero del mundo del último cuarto de siglo. A tal cota de carisma llegó su figura, que incluso fue invitado por el mismísimo Johan Cruyff para participar en su partido de homenaje en el Camp Nou.

 

 

Su afición por vestir camisetas extravagantes llamó la atención de los fans futboleros de cualquier rincón del mundo, convirtiéndose así en el primer futbolista mexicano patrocinado por Nike, y uno de los protagonistas de su primer gran comercial, Good vs Evil. El acapulqueño nunca llegó a ser consciente de lo que supondría en cuanto a marketing, “nunca pensé en todo lo que iba a revolucionar. Yo estaba enfocado en lo que era el diseño del portero, en esa época tú te podías vestir como quisieras, mientras no chocaras con el equipo o con el árbitro y lo hice con mucho gusto, lo disfrutaba, siempre llevaba dos o tres uniformes a cada partido y ahí decidía cuál ponerme, el que me gustara más”.

¿Pero de dónde surgió su idea transgresora de vestir colores nunca antes vistos en un portero? “Siempre me gustó el mar, la playa, correr ahí en la playa, surfear, de niños todos queremos surfear, y las bermudas siempre me gustaron así largas, como ya no podía hacerlo, traté de llevar los colores a la portería porque es lo que me gusta. En esa época así se usaba. Nunca pensé en todo lo que iba a revolucionar, los colores, el diseño”.

 

 

A pesar de asegurar que nunca se consideró un diseñador profesional, sí es cierto que él fue el autor de todos los diseños de sus uniformes, eso sí, siempre asesorado por expertos modistos, primero un amigo de Acapulco y después el gigante norteamericano Nike. “Siempre me gustó el tema del diseño, el marketing y así se dio, muy natural, nunca busqué algo diferente, quería sentirme cómodo, algo que me gustara y algo que me recordara el surf en Acapulco, en la playa. Un amigo en Acapulco tenía su marca de ropa y empezamos a trabajar, le pedí algunos diseños, que cambiara esto sí, esto no, que cambiara a lo que me gustara y poco a poco fui mejorando los uniformes; si decían que estaban feos, antes estaba peor”.

«El Brody», a pesar del paso del tiempo y verlo todo en mejor perspectiva, asegura que “no les cambiaría muchas cosas, si en esa época se puso de moda, ahora lo siguen usando, yo creo que no me equivoqué mucho, la tela a lo mejor sí”. Incluso le salieron clones, como el portero norirlandés Alan Fettis que siempre negó que le copiara a pesar de vestir camisetas prácticamente idénticas a las del portero mexicano, y también compartir su afición por alternar la portería y la delantera.

 

 

Sus extravagantes y novedosos diseños se hicieron tan populares como sus atajas acrobáticas, hecho que provocó que muchos futbolistas intercambiaran sus camisetas con él, por lo que confesó tener una amplia colección de playeras de todo el mundo. “Después de que se empezó a poner de moda, le gustó a la gente, todos los niños lo querían y empecé a intercambiarlo con todos los jugadores; los jugadores me pedían uno para sus hijos, para la familia o algo, empezó a revolucionar muchísimo y ya lo empecé a intercambiar con todo el mundo, tengo muchísimas playeras de intercambio”.

Pero aquel estilo de vestimenta también le provocó problemas graves con la FIFA, que prohibió sus diseños y regañó a la Federación Mexicana de Fútbol por el tamaño de las tipografías de sus dorsales y logos. Los directivos de la FMF inmediatamente pidieron explicaciones a su patrocinador técnico, ABA Sport, y sus responsables señalaron a Jorge, indicando que por «capricho» el portero pidió al utilero Gonzalo Saldaña que le cosiera o pusiera los parches de Aba Sport sobre los logos de Nike, su patrocinador personal, ya que no quería usar ropa de la marca ABA Sport.

 

 

El directivo Alejandro Burillo, ante tal afirmación, incluso solicitó que se suspendiera al jugador para la convocatoria del Mundial de Francia de 1998, algo que nunca acabó pasando. Lo curioso del caso es que Jorge Campos estaba acostumbrado a esta práctica, pues jugó varias veces con su uniforme Nike previamente, mientras el resto de sus compañeros jugaban con el patrocinador técnico de turno.

 

 

Jorge incluso utilizó el uniforme que le tuvieron que modificar unos días antes del debut mundialista. Fue contra VfL Wolfsburgo donde México perdió 4 a 1.

 

 

Durante la fase de grupos del Mundial de Francia de 1998, Jorge Campos empleó camisetas de jugador de campo y pantalones Nike, a excepción del partido ante Corea del Sur, donde jugó completamente vestido de ABA Sport. Finalmente, contra Alemania, donde usó su uniforme deseado ya con los números y leyendas corregidas, se puede ver el parche de Aba Sport sobre el de Nike así como el texto debajo del escudo de la FMF.

 

 

Lo que es cierto es que sus ideas gustaron a la mayoría (o, al menos, no dejó a nadie indiferente) y las marcas aprovecharon ese tirón. Nike patrocinó al portero con un suculento contrato y las camisetas chillonas se dejaron ver en grandes citas. Una de ellas, que vistió durante el Mundial de 1994, le supuso algún mal trago a Campos. El Daily Telegraph incluyó la equipación del guardameta en su relación de las diez más fea de la historia del fútbol, aunque es solo un lunar en la cultura y herencia rocambolesca que dejó con sus vestimentas.