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Mikasa, ¿balón o piedra?

 

Mikasa lanzó al mercado en 1972 un balón que marcó la infancia de muchos aficionados al fútbol durante generaciones, y que aún a día de hoy sigue en el mercado, además de ser recordado por su extrema dureza y resistencia. Todos aquellos que tuvieron la oportunidad de chutar esta arma de destrucción masiva con triángulos negros saben que es el preferido por su durabilidad, y resistencia a la abrasión, provocada por todo tipo de clima y superficie. Donde otros terminan destrozados, Mikasa persiste.

Los más nostálgicos de los años 70, 80 y 90 lo veneran por ser un símbolo premoderno del fútbol. Ello es debido a que controlar con el pecho un pase realizado con un balón Mikasa en pleno invierno no era poca cosa, era reservado a gente valiente y con un tórax a prueba de pedradas. Un balón «ideal» para campos de tierra bien secos, donde solamente los más inconscientes lo remataban de cabeza. Un verdadero clásico que amargó la vida a más de un portero, y que aguantó todo tipo de inclemencias.

 

 

El modelo FT-5, era y aún es fabricado por la compañía japonesa Mikasa Corporation, establecida en la ciudad de Hiroshima. Desde 1917 esta compañía nipona, es fabricante de todo tipo de productos plásticos y durante los años 60 se especializó en pelotas para toda clase de deportes. Desde fútbol a waterpolo, pasando por baloncesto, balonmano o voleibol. El origen del Mikasa FT-5 se sitúa en el año 1971.

 

 

 

 

Desde Mikasa aseguran que no pueden desvelar muchos de los detalles del FT-5, pues su fabricación se crea bajo la patente de la marca ‘MikasaHyde’, un cuero especial creado por la empresa que usan en casi todos sus balones y cuya composición es confidencial. Sin embargo, sí explican que el secreto de su interior está en el devanado de nailon. Es decir, bajo su ya de por sí dura superficie, este balón nacido en los años 70 cuenta con una maraña de fibras de nailon entrecruzadas que protegen la cámara, dan al balón ese toque tan duro que le caracteriza y evita cualquier tipo de deformación o pinchazo que, por otro lado, podría ayudar al futbolista. Esta técnica, que se utiliza hasta para crear rodilleras o tobilleras, también da una pista que nos lleva a pensar en un parecido más que razonable.

 

 

La compañía japonesa asegura que les sigue funcionando esta fórmula casi 50 años después. «Producimos alrededor de 300.000 balones FT-5 al año y se siguen vendiendo bien en todo el mundo, aunque funcionan mejor en países que tienen condiciones de terreno más duras como los países de América del Sur, Medio Oriente, África y Asia principalmente. En los últimos años, debido a que el campo de fútbol se está convirtiendo cada vez más en un terreno más suave, como el de césped, los balones se fabrican con una superficie más suave. Sin embargo, el FT-5 sigue la tradición del balón de larga duración, independientemente de las condiciones del terreno».