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«La batalla de Santiago», Colo-Colo y Boca Juniors en la Copa Libertadores de 1991

 

El partido de vuelta que enfrentó a Colo-Colo y Boca Juniors el 22 de mayo de 1991 en las semifinales de la Copa Libertadores, conocido como «La batalla de Macul» o «La batalla de Santiago», siempre será recordado por la batalla campal que se vivió.

El ambiente de aquel encuentro estuvo enardecido en todo momento por el valor de lo que estaba en juego, los 250 fotógrafos agolpados en las bandas y un estadio lleno hasta la bandera, que «honró» la rivalidad entre chilenos y argentinos insultando a los jugadores de Boca en cada oportunidad, hicieron el resto.

 

 

El ambiente degeneró tras el tercer tanto de Colo-Colo, considerado fuera de juego por los argentinos, que se dejaron llevar en una furiosa protesta, agravada cuando Apud de Boca Juniors fue a buscar la pelota tras el tercer gol y fue empujado por el preparador físico de Colo-Colo al pozo. La policía intervino y, en un intento de calmar la situación, un perro policía mordió al portero xeneize Navarro en la nalga. «Fui a buscar la pelota al foso, porque un tipo con gorrito rojo la había sacado del arco y se la había llevado cerca del banco de Colo-Colo. En lugar de entregármela me hacía burlas. Lo único que hice yo fue pedírsela. En seguida viene una persona del cuerpo técnico chileno y me empuja al foso. Caí y me empezaron a pegar dos civiles, tipos de afuera, me defendí, vinieron algunos compañeros. Ahí empezó todo…» aseguró «El Turco» Apud.

 

 

Los fotógrafos y periodistas, que se habían volcado al campo para fotografiar la parafernalia, entre los jugadores primero y luego entre los argentinos y la policía chilena, no ayudaron a calmar los ánimos, y también se vieron envueltos en la trifulca en el Monumental de Santiago. Durante más de media hora se convirtió en un ring que vio a Boca Juniors, entiéndase jugadores y personal, literalmente contra todos. «El Pato» Yañez por parte de Colo-Colo fue uno de los jugadores que más participó en la pelea, y se quedó fuera de la posterior final.

«Ya en el primer gol entraron fotógrafos revoleando las cámaras. En el segundo se me viene encima uno de ellos de la misma manera y yo le pegué una patada para defenderme, es cierto. En el campo había mucha gente que no tenía nada que hacer, calculo unos doscientos cincuenta que supuestamente eran fotógrafos, cuando en Chile hay siete medios periodísticos. Había tipos infiltrados que estaban para incitar, nos escupieron, nos insultaron. Todo eso te lo podés bancar, mirá que nosotros jugamos en Brasil, alguna experiencia tenemos, pero que estos tipos te tiren encima las máquinas ya es otra cosa… Nosotros nos estábamos bancando todo, hasta que agredieron a Apud; ahí salimos a defender a un compañero…» aseguraba «El Mono» Montoya.

 

Todos los lados del terreno de juego fueron escenario de persecuciones y peleas sin cuartel. El partido, ya al final, se reanudó, y la noche de infortunio del xeneize terminó en la comisaría, donde tras el triple pitido, el entrenador Tabárez y el centrocampista Giunta fueron detenidos. Por solidaridad, todos sus compañeros no salieron de Santiago antes de la liberación de los dos. En las calles de la capital chilena, los hinchas de Colo-Colo celebraron su llegada a una final histórica, que ganarían unas semanas después.