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Kim Vilfort, el padre héroe de la Eurocopa de Suecia de 1992

 

Kim Vilfort quizás sea el padre futbolista más cuestionado de la historia, un mal padre para unos y un padrazo para otros. El mítico jugador del Brøndby IF danés tuvo que tomar una de las decisiones más complejas a la que un futbolista lejos de los focos se ha enfrentado, representar a su país en la máxima competición europea de selecciones o estar al lado de hija enferma de leucemia. O ambas a la vez.

 

 

Una llamada inesperada

Dinamarca había quedado segunda del grupo 4 durante la fase de clasificación, por detrás de una sorprendente Yugoslavia, no clasificando así para la Eurocopa de Suecia de 1992. Para la familia Vilfort era el menor de sus problemas, ya que semanas antes del inicio de la Eurocopa la hija de Vilfort había sido ingresada en el Hospital Municipal de Copenhague por una grave infección que complicaba aún más su estado de salud.

La situación cambió de forma surrealista cuando la selección danesa fue invitada al torneo, 10 días antes de su inicio, en sustitución de Yugoslavia que fue excluida-castigada por la guerra de Bosnia. Cuando Vilfort recibió la llamada del técnico danés Richard Møller Nielsen rechazó la propuesta en primera instancia para poder estar con su hija en el Hospital Municipal de Copenhague, aunque dejando la puerta abierta si la situación mejoraba. A los pocos días, la infección de la pequeña fue desapareciendo según les comunicaron los doctores, así que el mediocampista danés cambió de opinión y decidió irse a Suecia con su selección, con el apoyo de su mujer y con la condición de poder viajar al hospital siempre que no hubiera partido, ya que la «cercanía» entre Suecia y Dinamarca lo permitía mediante el ferry.

Justo antes del trascendental partido ante la Francia de Papin y Cantona apoyada por los Deschamps, Blanc, Ginola, entrenados por Michel Platini, Vilfort recibió una llamada terrible, la pequeña había empeorado otra vez y el tratamiento estaba fallando. Kim dejó claro a Richard Møller Nielsen que no podría jugar ante Francia y que ya no volvería, a lo que el técnico aceptó sin problemas.

 

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Al volver al hospital la pequeña no entendía que hacía su padre allí a las vísperas del partido contra Francia. La familia Vilfort vio por televisión como Dinamarca pasaba a la semifinal de la Eurocopa, y fue entonces cuando la propia pequeña animó a su padre a volver a la concentración y le hizo prometer que ganaría la Eurocopa por ella.

Dinamarca, con Vilfort en el once titular, ganó en una ajustada tanda de penaltis (5-4) contra la selección de los Países Bajos, formada por auténticas superestrellas del momento como Koeman, Van Basten, Bergkamp, los hermanos De Boer, o Gullit. Peter Schmeichel del Manchester United se convirtió en el héroe tras detener el lanzamiento de Marco van Basten en la decisiva tanda a la que se llegó a pesar de la clara ocasión de Bryan Roy en la prórroga. Fue un auténtico partidazo para la historia.

 

 

La promesa

Y llegó la final ante Alemania, y con ella el momento de cumplir las promesas. En los primeros minutos de partido, Jensen desnivelaba la balanza a favor del combinado danés con un gol de auténtico crack. Göteborg era testigo de excepción de la sorpresa y cuando peor lo pasaba Dinamarca, como si de un cuento se tratara, apareció Vilfort en el 78 para hacer el segundo gol de su selección ante la locura de la afición danesa. No se lo podía creer. Todo el equipo formó una piña alrededor del jugador danés, que había dado una inesperada victoria a su combinado y que se convirtió en el héroe de todo un país y de gran parte de Europa, una historia de película.

 

 

Finalmente la pequeña Line Vilfort perdió su batalla contra el cáncer seis semanas tras la final. Una tragedia que estremeció a una Dinamarca que aún seguía de celebraciones, con el único consuelo que la pequeña se fue de este mundo feliz, sabiendo que su padre fue su héroe y el de muchos.