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Joop van Daele o como jugar una Intercontinental con gafas

 

La estética en el fútbol es cada vez más influyente en todos los jugadores. Si te preguntas ¿cuántos jugadores de fútbol recuerdas que lo hayan hecho con gafas? La respuesta no es para nada sencilla, ya que la lista de candidatos es relativamente corta, y el primero que nos viene a la cabeza es el famoso Edgar Davids.

Joop Van Daele es uno de los jugadores que sí lo hicieron. Un jugador mayormente conocido por su apariencia física, por el hecho de llevar gafas, que por sus cualidades técnicas. Es curioso, ya que este joven holandés marcó un gol histórico. Haciendo que la anécdota de las gafas sea aún más auténtica.

Su trayectoria no fue sencilla. En las categorías inferiores del Feyenoord siempre fue muy discutido, hasta el punto de prácticamente llegar a descartarlo. Su envergadura de metro noventa, espigado y con melena rubia, no le sirvieron para permanecer en la punta de ataque. Algo torpe y lento con los pies. Sus números le delatan: tan solo, 204 partidos disputados con once goles y veintiuna asistencias. Sus compañeros de equipo se referían a él como “el largo”. Con el paso de los años le iban intercambiando de posición para tratar de sacar su máximo provecho. Finalmente, un gol suyo cambió su propia suerte en el devenir de la historia del club. Aquel gol convirtió al Feyenoord en campeón del mundo. Ahora son sus gafas las que todavía se recuerdan en el museo del conjunto holandés.

 

 

A los 22 años Joop Van Daele firmó su primer contrato como profesional. Su altura y polivalencia en todas las posiciones del terreno de juego convencieron al entrenador. La miopía del chico, no le hizo cambiar de opinión así que se quedó en la primera plantilla. En la temporada que incorporaron al joven (1970-71) el conjunto tulipán disputaría la Intercontinental frente a Estudiantes de la Plata. La competición enfrentaba al Campeón de Europa contra el Campeón de la Libertadores. Es el trofeo que actualmente ha evolucionado al Mundial de Clubes, para consolidarse como el mejor equipo del mundo. En aquella época las finales se jugaban a doble partido. En la ida en Argentina, nuestro protagonista, únicamente permaneció como figurante del juego. Animando desde la banca.

Aquel partido acabó en empate a dos. Así las cosas, lo dejaba todo abierto para la vuelta, en Rotterdam. Como era de esperar, Van Daele, partía de suplente en la vuelta. La igualdad a cero en el marcador y el estadio De Kuip a rebosar, hizo mover ficha al entrenador del equipo holandés. Su polivalencia en el terreno de juego, hizo que lo incorporara en la punta de ataque. Su posición original. Aunque tuvo prácticamente casi toda la segunda mitad, su influencia en el juego fue mínima, pero suficiente como para anotar el único gol del partido y el gol que hizo cambiar la historia del Feyenoord. Un golazo. Un chut desde fuera del área, ajustado al palo largo del portero que conectó con su pierna derecha.

La celebración posterior y la euforia de la afición hicieron perder los papeles de los argentinos, pagando su frustración con las gafas del joven goleador. Nada más anotar el gol fue, prácticamente el equipo entero a protestar al colectivo arbitral. Una protesta un tanto extraña, ya que se quejaban de que el chico llevara gafas. Algo que en Sudamérica no estaba permitido. Los de Estudiantes, entre los que se encontraban Flores, Verón y Bilardo, ardían de rabia por la situación que estaban encajando. El árbitro, más allá de las protestas visitantes, emprendió el juego de nuevo. Aunque, sin embargo, el único que no pudo seguir fue el autor del gol, ya que le rompieron las gafas. Sin ellas poco pudo hacer, ya que su miopía le impedía desarrollarse dentro del juego. El inocente Joop Van Daele trató de recuperarlas, pero la experiencia del equipo visitante fue cruel con él, ya que no le dejaron.

Miembros del cuerpo técnico del Feyenoord trataron de arreglárselas con algún apaño para poder continuar, pero todo fue en vano. De modo que, el jugador acabó siendo una sombra en el partido que se convirtió en héroe.

 

 

La trayectoria de Joop Van Daele siguió ligada al fútbol durante unos cuantos años más en los que siguió disfrutando de la Eredivisie en diferentes equipos. Dejó el Feyenoord, finalmente, en 1976 para ir rotando en otros equipos. Se retiró en 1981, sin hacer mucho más ruido. Aunque siempre será recordado como uno de los históricos goleadores en Rotterdam y en uno de los dos equipos holandeses en conseguir una Intercontinental.

 

Joop Van Daele en una disputa por un balón en un UT Arad – Feyenoord.

 


Álvaro Ramírez Narbón