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La Intercontinental de 1995, Ajax contra Grêmio

 

El Ajax de Louis Van Gaal y el Grêmio de Luiz Felipe Scolari se vieron las caras en la Copa Intercontinental de 1995, un 28 de noviembre en la ciudad de Tokio ante 47.129 espectadores reunidos en el Estadio Nacional.

Ambos equipos se habían enfrentado por última vez en un partido amistoso disputado el 19 de agosto de 1986 en el Torneo de Casablanca (Marruecos), donde el conjunto brasileño se impuso 2-0 ante los holandeses capitaneados por Marco van Basten y entrenados por Johan Cruyff.

 

 

La previa

El Ajax tenía la oportunidad de confirmar su etiqueta de mejor equipo del mundo si superaba al Gremio de Porto Alegre. Tras su exhibición ante el Real Madrid en la Champions League, el equipo holandés partía como claro favorito para conquistar su segunda Copa Toyota. Por aquel entonces hacía 23 años, la generación liderada por Cruyff le dio su único título mundial al Ajax. La trayectoria de los de Ámsterdam era inmaculada desde el 8 de mayo de 1994. Desde aquel entonces no perdían un solo partido de Liga y encadenaron 16 partidos consecutivos sin perder en la Copa de Europa, con lo que superaron el récord del Liverpool, que a mediados de los ochenta permaneció 14 encuentros invicto.

Louis Van Gaal, técnico holandés, para la final tenía la baja del internacional brasileño Marcio Santos, lesionado, y la duda de Frank de Boer. En principio, el Ajax tenía previsto alinear el mismo equipo que deleitó en Madrid. «El Gremio es un equipo muy correoso; hay que evitar que nos rompan el ritmo», indicaba Van Gaal.

El Gremio no era un conjunto típicamente brasileño, su estilo era más físico que técnico, y no le preocupa el favoritismo del Ajax. «El Barça y el Milan también llegaron a Tokio como favoritos y cayeron», declaró Dinho en referencia a las victorias conseguidas con su ex equipo, el São Paulo, en 1992 y 1993. En aquellos tiempos, el equipo brasileño se caracterizó como un equipo de corte defensivo que buscaba con ahínco el contragolpe.

 

 

La resolución

Para el Ajax entrenado por Louis Van Gaal formaron: Edwin van der Sar, Michael Reiziger, Danny Blind, Frank de Boer, Winston Bogarde, Edgar Davids, Ronald de Boer, Patrick Kluivert, Finidi George, Jari Litmanen y Marc Overmars. Mientras que Martijn Reuser y Nwankwo Kanu salieron desde el banquillo.

Para el Grêmio dirigido por Luiz Felipe Scolari formaron: Danrlei, Adilson Batista, Roger, Catalino Rivarola, Francisco Arce, Goiano, Arílson, Dinho, Carlos Miguel, Jardel y Paulo Nunes. Luciano Dias, Gélson y Magno salieron desde el banquillo de suplentes.

 

 

El Ajax de Ámsterdam dejó claro que era el mejor equipo del mundo de aquel entonces. Su juego brillante y espectacular durante el último año le acreditaba como el conjunto más extraordinario del planeta, pero le restaba un sello oficial: el título intercontinental. Una discusión anual entre suramericanos y europeos por la supremacía mundial, y Tokio le dio la confirmación.

 

 

Pero con un juego menos exquisito de lo habitual y enredado por un equipo brasileño físicamente muy sólido, el Ajax tuvo que esperar hasta la tanda de penaltis. Bien arropado en defensa, el Grêmio complicó la vida a la delantera holandesa. Cerró todos los espacios, dejó el balón en posesión del Ajax y solamente esporádicamente se aproximó al horizonte de Van der Sar en algún contraataque. Finidi, Davids, Kluivert y Overmars se estrellaron varias veces contra el meta brasileño.

 

 

El choque dio un brusco viraje en el minuto 56, cuando Grêmio se quedó con diez después de la expulsión de Rivarola a cargo del árbitro inglés David Elleray, viéndose obligado a atrincherarse hasta el final y manteniendo una resistencia heroica.

 

 

El título provocó el delirio en las calles de Ámsterdam, donde se congregaron miles de personas para celebrar el éxito, y el capitán Danny Blind fue nombrado mejor jugador del torneo.