Paul John Gascoigne, también conocido como Gazza, es descrito por el Museo Nacional del Fútbol como “el futbolista inglés con más talento natural de su generación”. Su fútbol era sinónimo de estilo y explosividad, de momentos de invención escandalosa que pocos jugadores serían capaces de replicar en un campo de entrenamiento, y mucho menos de tener la osadía de intentarlo en un partido.
Gascoigne representó a la selección nacional de Inglaterra entre 1988 y 1998, con la que jugó 57 veces y marcó diez goles. Formó parte de la expedición que alcanzó el cuarto puesto en la Copa Mundial de la FIFA de 1990, en la que se hizo famoso por sus lágrimas tras recibir una tarjeta amarilla en la semifinal contra Alemania Occidental, lo que significaba que habría sido suspendido para la final en caso de que Inglaterra hubiera ganado el partido. Con su país en plena ‘Gazzamania’, Paul se aprovechó de ello para alcanzar el número 2 de la lista de éxitos musicales de Reino Unido con ‘Fog on the Tyne’, una canción en colaboración con el grupo Geordie Lindisfarne.
Posteriormente, también ayudaría a los anfitriones a llegar a las semifinales de la Eurocopa de 1996, en la que marcó un gol contra Escocia, descrito en 2013 como “uno de los goles más emblemáticos de la historia reciente del fútbol”. “Pude ver venir a Colin Hendry, así que le pasé el balón por encima de la cabeza y disparé. No puedes enseñar a los niños eso, fue puro instinto. Entrenaba con Andy Goram todos los días, así que sabía cómo superarle. Sabía que tenía que golpear bajo. ¡La sensación cuando marqué fue magnífica! Estoy tan contento de haber marcado ese gol…”. Fue el protagonista de celebraciones icónicas como la de la “silla de dentista”, realizada en aquella misma Euro, y la del “flautista” con el Rangers en 1998, una referencia a la Orden Protestante de Orange.
En la última parte de su carrera, y especialmente tras su retirada, su vida se vio dominada por graves problemas mentales y emocionales, en particular por el alcoholismo. Ha sido encarcelado o recluido en numerosas ocasiones y sus luchas aparecen regularmente en la prensa británica. A menudo ha intentado vivir sin alcohol, aunque los programas de rehabilitación solamente le han proporcionado un alivio temporal. Sus problemas personales acabaron con su carrera de entrenador, y no ha vuelto a trabajar en el fútbol desde que fue destituido como entrenador del Kettering Town en 2005.
En 2019 se declaró inocente ante un jurado inglés de la acusación de abuso sexual que pesaba sobre él por haber besado a una mujer en un tren sin consentimiento, según informaron medios ingleses. El exjugador, por aquel entonces de 51 años, fue arrestado y durante la entrevista policial a la mañana siguiente, afirmó que le dio a la mujer un “beso en los labios para tranquilizarla porque sentía lástima por ella” porque la insultaron verbalmente por su peso. Finalmente, fue absuelto de los cargos que se le imputaban.
Un talento forjado en la tragedia
Paul Gascoigne nació en Gateshead, condado de Durham, el 27 de mayo de 1967. Su padre, John (1946-2018), era transportista, y su madre, Carol, trabajaba en una fábrica. Su nombre fue un homenaje de sus padres a Paul McCartney y John Lennon, de los Beatles.
Paul estudió en el Breckenbeds Junior High School y luego en el Heathfield Senior High School, ambos en la zona de Low Fell de Gateshead. Los ojeadores se fijaron en él cuando jugaba en el Gateshead Boys, aunque no impresionó en una prueba en el Ipswich Town. Posteriormente, fichó por el Dunston Juniors, y siguió realizando otras pruebas de acceso para acceder a las categorías inferiores del Middlesbrough y el Southampton, que tampoco acabaron en éxito. Tras todos los fracasos se propuso lo más difícil, hacer las pruebas para fichar por su club favorito, el Newcastle. Era todo o nada, y en 1980 por fin la suerte le sonrió. El presidente del Newcastle por aquel entonces, Stan Seymour Jr., lo describió como “George Best sin cerebro”.
Aunque Gazza tuvo éxito en el campo de fútbol, su infancia estuvo marcada por la inestabilidad y la tragedia. Al principio, su familia vivía en una sola habitación en el piso superior de una casa de protección oficial con un baño compartido, y se tuvo que mudar varias veces durante sus primeros años de vida. Cuando tenía diez años, Gascoigne fue testigo de la muerte de Steven Spraggon, el hermano pequeño de un amigo, que falleció en un accidente de tráfico. Por esa época, su padre empezó a sufrir convulsiones. Gascoigne empezó a desarrollar obsesiones y tics, y fue llevado a terapia, pero pronto abandonó las sesiones de terapia después de que su padre expresara sus dudas sobre los métodos de tratamiento.
El joven Gascoigne encontró paz jugando a las máquinas recreativas, en las que solía gastar todo su dinero, y también empezó a robar en tiendas para financiar su adicción. Experimentó una nueva tragedia cuando un amigo, al que había animado a unirse al Newcastle United desde el Middlesbrough, murió mientras trabajaba para el tío de Gascoigne en una obra.
Jack Charlton, campeón del mundo y su primer entrenador en el Newcastle, afirmaba que Gascoigne era “un poco gordito” y que su aspecto era cualquier cosa menos el de un futbolista. Charlton no se preocupaba demasiado al principio, ya que creía que ese peso daría a Gascoigne una fuerza extra en el campo de fútbol y así fue. También observó que el joven mostraba signos tempranos de ser propenso a las meteduras de pata y a las bromas. Su opinión cambió radicalmente cuando vio que Paul empezó a engordar mucho más de la cuenta debido a su adicción a la comida basura. Le dio dos semanas para ponerse en forma o dejar el equipo. Gascoigne pasó diez días corriendo, con una bolsa de basura de plástico negro envuelta en su cuerpo y consiguió equilibrar su físico.
Como capitán y estrella del equipo juvenil del Newcastle que ganó la Copa Juvenil de la FA de 1984/85, atrajo cada vez más peticiones de los medios de comunicación locales para que fuera incluido en el primer equipo. Jackie Milburn, nada menos, lo describió como un “genio”. Jack Charlton finalmente lo seleccionó en el banquillo contra su rival local, el Sunderland, al final de la temporada 1984/85. Sin embargo, sería en una victoria por 1-0 contra el QPR, el 13 de abril de 1985, donde Paul debutaría en el primer equipo. Sustituyendo al goleador George Reilly, Gazza, de 17 años, demostró de inmediato su entusiasmo por el juego, queriendo participar en todo, e incluso consiguiendo marcar; solamente para que el árbitro anulara el gol. Al final de la temporada se le ofreció su primer contrato profesional, que firmó sin dudarlo, y las salidas de Chris Waddle y Jack Charlton hicieron que Paul se convirtiera en un habitual del primer equipo.
Fue el nuevo director técnico Willie McFaul quien le dio su primera titularidad, en el partido inaugural de la temporada 1985/86 en el Saint James’ Park contra el Southampton. Gascoigne vivía para tener el balón en los pies y, a menudo con sus compañeros gritándole que pasara el balón, intentaba encarar a todos sus rivales. Jugando junto a veteranos profesionales como Glenn Roeder, David McCreery y Peter Beardsley, el joven se desenvolvía a las mil maravillas y no tardó en poner de manifiesto sus impresionantes habilidades. Poseía una visión de juego extraordinaria, una excelente capacidad de regate, y sus pases y disparos eran ejemplares. Gascoigne estaba cerca de ser el centrocampista completo y, una vez establecido en el equipo, sus potentes carreras desde el centro del campo se convertirían en su mejor arma.
El primer gol de Paul con las Urracas llegó en casa contra el Oxford United y terminó la temporada con unos más que meritorios 9 goles en 31 partidos de liga. A medida que la reputación de Gascoigne crecía, acababa recibiendo regularmente un trato duro, y durante la victoria por 4-1 en casa contra el Birmingham City a finales de la temporada, su lado petulante se hizo evidente. Después de haber sido pateado de un lado a otro durante casi todo el partido, finalmente se enfadó y le dio un puñetazo a Robert Hopkin (el principal infractor) a la vista del árbitro, que lo expulsó de inmediato. A pesar de esta aberración, su entendimiento con Peter Beardsley ayudó a llevar a un equipo por lo demás mediocre al 11º puesto de la Primera División y parecía que las dos estrellas formarían la columna vertebral de un nuevo equipo.
A pesar de las predicciones de muchos expertos sobre la inminente perdición de Tyneside, la temporada 1986/87 fue recibida con expectación por los aficionados del Newcastle. El impresionante estado de forma de Paul Gascogine, junto con las espléndidas actuaciones de Peter Beardsley en la Copa Mundial de México 1986, fueron las razones de ello. Sin embargo, no lograron emular su anterior undécimo puesto, y Gascoigne tuvo una temporada limitada por las lesiones e, inevitablemente, por las suspensiones, jugando solamente 24 partidos y marcando 5 goles, mientras el Newcastle terminaba en un humilde 17º puesto, solamente cinco puntos por encima de la zona de descenso. Al final de la temporada se marchó Peter Beardsley y Gascoigne recibió sus primeros honores internacionales, al ser seleccionado para la selección sub-21 de Inglaterra. El sustituto de Beardsley, Mirandinha, el primer brasileño que jugó en la primera división inglesa, sirvió para apaciguar a los aficionados. Paul, desinteresadamente, se encargó de actuar como profesor de inglés de Mirandinha y, como resultado, una corriente de improperios del confuso brasileño surgía de la más simple de las preguntas. El bromista hacía de las suyas.
Sobre el terreno de juego, la relación de Gascoigne con Mirandinha era menos divertida. El brasileño parecía no anticiparse al juego de Gazza, lo que provocaba que Paul lanzara pases gloriosos al vacío o pasara a Mirandinha cuando estaba rodeado de jugadores contrarios. Pero, sin duda, la estrella de Gascoigne estaba en ascenso y, como principal amenaza en el equipo del Newcastle, Gazza recibió un “tratamiento especial”.
Su enfrentamiento con Vinnie Jones, del Wimbledon, en Plough Lane es ahora legendario, ya que un fotógrafo captó la famosa imagen de Jones manoseando a Gascoigne en “una zona delicada de su anatomía”, y los dos jugadores se convirtieron en estrellas casi de la noche a la mañana. Gazza lideró a un grupo variopinto de jóvenes y profesionales experimentados hasta alcanzar el octavo puesto en la temporada 1987/88, su mejor posición desde el ascenso de 1984. El propio Paul contribuyó con 7 goles en 35 partidos de liga, lo que le valió el premio al Jugador Joven del Año de la PFA en 1988. Sin embargo, al igual que Beardsley y Waddle antes que él, sus ambiciones superaron con creces las del club y rechazó una ampliación de contrato, poniéndose en el mercado a pesar de que aún le restaba un año en nómina Urraca. Su siguiente destino sería el Tottenham Hotspur.