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George Weah & Arsène Wenger, la amistad inquebrantable

 

El liberiano George Weah es aún a día de hoy el único jugador africano poseedor de un Balón de Oro, y uno de los mejores delanteros de la historia del fútbol, y en la figura de Arsène Wenger encontró el gran apoyo de su vida, no solo a nivel futbolístico, sino también personal. Habiéndose criado en los barrios marginales de una de las partes más pobres de Monrovia, superar obstáculos era una constante para Weah, y su llegada a Europa quizás su mayor desafío, especialmente para demostrar a su familia y amigos que él era capaz de conseguir lo que se propusiera en la vida.

“Cuando comencé a jugar al fútbol, nunca pensé que ganaría el Balón de Oro y me convertiría en el mejor jugador del mundo. Solo tenía pasión por el juego y trabajé duro. Todos los días. Prefería entrenar antes que comer o dormir. Cuando me mudé a Montecarlo para jugar con el Mónaco no jugué durante los primeros seis meses. Pero estaba decidido a mostrar mi talento, a demostrarles a aquellos en casa, que pensaban que mi llegada a Europa era una pérdida de tiempo, que era un buen jugador”.

 

 

Arsène Wenger fue el entrenador de Weah en Mónaco. La relación entre ellos no era nada ordinaria. “Arsène Wenger era una figura paterna y me consideraba su hijo. Era un hombre que, cuando el racismo estaba en su apogeo, me demostraba amor. Quería que estuviera en el campo todos los días. Un día, estaba bastante cansado de entrenar y le dije que me dolía la cabeza. Me dijo: ‘George, sé que es difícil, pero necesitas trabajar duro. Creo que con tu talento, puedes convertirte en uno de los mejores jugadores del mundo’. Así que lo escuché y seguí adelante. Además de Dios, creo que sin Arsène, no habría manera de que hubiera triunfado en Europa”.

En 2018, con Weah como presidente de Liberia, Wènger recibió la máxima distinción de honor del país de origen del delantero. “No fuiste solo un entrenador, sino un padre para mí y para otros futbolistas africanos que pasaron bajo tu tutela”, expresó Weah en una declaración especial leída por el jefe de protocolo, Javis Witherspoon, en la ceremonia de homenaje. La Distinción de Caballero Gran Comandante de la Orden Humana de la Redención Africana es el honor más alto que puede recibir una persona por su trabajo en el ámbito humanitario, o por realizar actos de apoyo a la nación y a su gente.