Electronic Arts nos ha demostrado estos últimos años que en el mundo de los videojuegos una compañía se puede mantener en lo más alto del mercado si su competencia es totalmente inexistente. Su saga de videojuegos de fútbol, popularmente conocida como «FIFA» y ahora reconvertida a la fuerza a «EA Sports FC», es la clara demostración de la grave y total involución del género de los simuladores de fútbol.
Es muy triste ver como hemos pasado de ver a grandes, y no tan grandes, compañías de videojuegos compitiendo para crear el simulador de fútbol más realista del mercado, a ser testimonios de como solo una ha podido sobrevivir, ¡y a qué precio! Esta última década, EA Sports ha reducido el esplendor de su gran obra, que llegó a su clímax con la edición «FIFA 98: Road to World Cup», a un simple y burdo «arcade tragaperras» políticamente correcto, lleno de fantasía para satisfacer a todas las sensibilidades, dejando de lado el rigor y la exigencia de la década de los años 90 y principios del siglo XXI.
Este abandono total y absoluto de la búsqueda del máximo realismo en los simuladores de fútbol va más allá de la falta de licencias y recreación fidedigna de la realidad, y se manifiesta especialmente en la confección de los niveles de los jugadores. Hoy en día cualquier futbolista de medio pelo de equipos de media tabla sobrepasa los 80 puntos de media, hasta el punto que el usuario tiene la sensación de que en el fútbol actual solo compiten megaestrellas. Algo que se exagera aún más cuándo vemos a las grandes protagonistas del fútbol femenino compartiendo terreno de juego virtual al mismo nivel que sus homónimos masculinos, ¡o incluso superándolos en habilidades!
¿Cuáles son los culpables de haber llegado a este punto de no retorno en los simuladores de fútbol?
Sin duda el primer responsable son los propios compradores del juego, que pese a inundar año tras año las redes sociales de quejas sobre la sensación de ser estafados al estar comprando el mismo juego con datos actualizados, desgraciadamente lo siguen pagando una y otra vez.
En segundo lugar, la nula competencia en el mercado desde el año 2020, tras la desaparición comercial de la saga «PES», que solo ha seguido evolucionando, hasta convertirse en el mejor juego de simulación de la actualidad, gracias a su comunidad de editores. Y no, no nos hemos olvidado en esta deprimente y apocalíptica ecuación, del «eFootball» de Konami, una burda caricatura de lo que fue «PES», ni tampoco de «UFL», que en su demo ya nos ha dejado claro que solo es un intento de clon del propio título de EA Sports, sin aportar nada nuevo al sector.
Y en tercer lugar, la pérdida total de ética y la introducción progresiva de la ludopatía (con el total beneplácito de las autoridades, ¿a cambio de lo políticamente correcto?) en los videojuegos mediante los micropagos, arrinconando la virtud y el esfuerzo de los usuarios, para dar prioridad a las familias con más poder adquisitivo. Desgraciadamente, EA Sports también se sumó al carro del modo tragaperras, con la evolución de su modo FIFA Ultimate Team (FUT), que a la vez se ha acabado convirtiendo en su mayor fuente de financiación. En él los jugadores compran una especie de sobres de cromos virtuales que traen futbolistas que mejorarán su plantilla o podrán vender para intercambiar por más FIFA Points (la moneda virtual del juego) que servirán también para comprar todo tipo de objetos dentro del juego.
¿Hay futuro para los simuladores de fútbol? Déjanos tu opinión en las redes sociales.