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Entrevista con Miguel Ruiz, autor de “1974, el legado de la Naranja Mecánica”

 

Nunca un color fue tan asociado a un equipo, ni una camiseta naranja fue tan popular. La selección nacional de los Países Bajos nunca ha ganado un Mundial, pero en 1974, en Alemania Federal, fue capaz de dejar una impronta que aún perdura en el fútbol actual.

El recuerdo de aquel mítico combinado neerlandés conocido popularmente como la Naranja Mecánica, con nombres como los de Johan Cruyff, van Hanegem o Neskeens, y dirigidos por el gran Rinus Michels, ha conseguido llegar hasta nuestros días con un halo de virtuosismo, por su forma de entender el fútbol y, sobre todo, por lo que significaron para las generaciones posteriores. “1974, el legado de la Naranja Mecánica”, es la historia de esa selección, de sus protagonistas y, sobre todo, de su legado histórico. Un fantástico libro de 210 páginas escrito por el periodista y escritor Miguel Ruiz, especializado en fútbol internacional e histórico, y editado por la editorial Librofutbol.com

 

 

¿Cómo nació el libro “1974, el legado de la Naranja Mecánica”?
Fue una idea propuesta por Alberto Cosín, mi contacto aquí en España con la editorial (Librofutbol.com). Me pareció muy interesante por el bagaje del equipo, y su legado marcando a tanta gente muchos años después. Todo esto habiendo perdido la final de aquel Mundial.

 

¿En qué aspectos profundiza?
Al final es un retrato de la época y del contexto en el que surge aquella generación de jugadores. De dónde nacieron, crecieron y maduraron, se inicia la historia que quiero contar. Y sus porqués. Había dos ideas que tenía muy claras: No quería hablar solo de los partidos o de la táctica en los mismos, y no quería centrar todo en sus dos figuras más llamativas, Michels y Cruyff. Quería que los nombres y apellidos de esta selección fueran los de todos los integrantes de la misma, con su peso y con su rol. Obviamente, hablo mucho de estos dos personajes, por su importancia para el fútbol y para esta selección, pero quería ir más allá de lo que ya se conocía sobre esta selección y de sus integrantes.

 

¿Cuál sería el periodo exacto donde encuadraríamos el inicio y fin de la Naranja Mecánica? Hay muchas opiniones al respecto.
Habrá muchos que piensen que empieza con Michels y acaba el julio de 1974, porque Cruyff acabó también ahí, pero creo que ese equipo era más. Para mí tiene varias etapas. La primera nace con esa época previa del Ajax, Feyenoord y PSV, con el crecimiento de estos equipos en los Países Bajos y en Europa. La segunda sería tras la llegada de Rinus Michels a la selección. Y la tercera, para mí, la última, sería la final perdida en Buenos Aires, en 1978 y bajo el mando de Happel. Para mí, la Naranja Mecánica acaba ahí.

 

¿Crees que fue la gran obra maestra de Rinus Michels o una de ellas?
Considero que Rinus Michels, como la mayoría de los grandes entrenadores, lo son porque consiguen adaptarse a unas circunstancias y a unas tendencias. Algunos innovan a través de conocimientos muy diversos. Michels lo hizo gracias a su tremenda capacidad para replicar cuestiones tácticas de muchos entrenadores anteriores en todo el mundo. Para mí su equipo más definitorio es su Ajax en los sesenta, la verdad. El más natural y propio. En el 74 tiene más “mano” de Cruyff y de sus peticiones. Y ojo, la selección de 1988 es un lado más pragmático, pero muy interesante para ver lo heterogéneo que Michels podía llegar a ser como entrenador.

 

 

¿Se hubiera podido orquestar y madurar aquella idea futbolística prescindiendo de Johan Cruyff?
Para mí se podía hacer, porque las ideas no estaban creadas a través de su figura o de su nivel, se hubiera hecho con menos eficiencia y virtuosismo. Hubiera sido distinto, sin duda. Cruyff era la manija que lo podía cambiar todo por puro talento. Con una conducción, un regate, un disparo o un pase, pero también con una orden. Era un entrenador dentro del campo que influía mucho en el equipo. Nunca sabremos qué hubiera sido, creo que sería menos llamativo.

 

¿Cómo era la relación entre Rinus Michels y Cruyff?
Considero que la relación era buena. A Cruyff lo marcó mucho la pérdida de su padre y creo que Rinus fue un apoyo importante en todas sus etapas. Como lo fue Fadrhonc antes que él. Y como es lógico, y más en el fútbol, es normal que se fuera desgastando. Mucha exigencia, duelo de egos y de poderes… Esto pasa en las mejores familias, como se suele decir.

 

¿Cuál sería el once ideal de la Naranja Mecánica?
Decir el equipo es peligroso, porque luego cada uno no respondía siempre a su rol, intercambiando posiciones, apareciendo por otras zonas… pero considero que el mejor once de esa selección es el que jugó la mayor parte de los partidos: Jongbloed; Suurbier, Rijsbergen, Haan, Krol; Neeskens, Jansen, Van Hanegem; Rep, Rensenbrink y Cruyff.

 

¿Qué opinas que les faltó para ganar el Mundial de 1974?
Hay dos cuestiones que parecían romper la competitividad de este equipo: la portería y el delantero centro. Uno como titular, porque Jongbloed no daba el nivel en absoluto, y otro como recurso, porque a veces un buen rematador, especialista, hubiera sido muy necesario, más allá de la conocida efectividad de Rep.

 

¿Cuál consideras que fue la herencia de aquella generación en los campeones de la Eurocopa del 88?
Diría que la mano de Rinus Michels, como he dicho antes, había partido de algunas ideas interesantes de su fútbol primigenio, pero es su pragmatismo el que logra asentar ciertas cuestiones de los ochenta que le vienen muy bien para ser competitivo. Además, se aprovecha de un once muy poblado de talento, con líderes en todas las líneas. Es un equipo más coral y que tenía facilidad para el gol, pero que defendían con una fiereza tremenda. Al final eso era algo que definía también a la selección de 1974.

 

¿Cuál sería el equipo actual que más recuerda al fútbol total?
Es difícil que hoy veamos evocar esa época, la verdad. Hay muchos cambios en el fútbol en las dos décadas posteriores y en adelante. Para mí, de coger a un equipo que me evoque esa base de Michels y su idea con los muchachos del 74, sería el Ajax. Con Ten Hag vimos algo que puede evocar ese orden desordenado que puede recordar a los Países Bajos de los 70.