El único Qatar – Gales de la historia tuvo lugar el 23 de febrero de 2000 con Mark Hughes en el banquillo de los dragones, y se convirtió en la primera piedra del Mundial de 2022. Sin duda, no fue la preparación ideal del exfutbolista del Manchester United y FC Barcelona para la fase de clasificación para el Mundial de Corea del Sur y Japón, pero sirvió para otros fines para ambos países, en especial para el país árabe, que ya tenía en mente poder organizar un Mundial de fútbol años después.
«En aquella época, los partidos amistosos solían organizarlos los agentes. La gente de Doha se desvivió por alojarnos. Estaban encantados de que estuviéramos allí. Económicamente, tampoco nos fue mal», explica Peter Rees, vicepresidente vitalicio de la Asociación Galesa de Fútbol y jefe de la delegación que viajó a Qatar. Para el país árabe, poder acoger a un equipo del Reino Unido era un verdadero golpe de efecto y credibilidad para hacer crecer su presencia en el mundo del fútbol. La portada del programa del partido, que mostraba a Mark Hughes y a su equipo bajo retratos de los gobernantes del país, junto con un montaje de monumentos y atracciones de Gales, subrayaba el valor diplomático del partido para los anfitriones.
Los jugadores se alojaron en el hotel Sheraton de Doha, de cinco estrellas, y fueron agasajados con un banquete ofrecido por la familia real del país, así como con una recepción en casa del embajador del Reino Unido. Aun así, tuvieron tiempo para mezclarse con algunos de los 17 seguidores que viajaron desde Gales hasta Oriente Próximo. «Por aquel entonces, los únicos bares estaban en los hoteles, así que bebíamos en el hotel de los jugadores», explica Dymock, uno de los aficionados desplazados. «Ahora no podrías hacerlo, no entrarías. Pero esto fue hace 22 años. Tengo unas cuantas fotos de Mark Hughes en el bar. Gary Speed me saludó».
A pesar de que el estadio estaba engalanado con flores traídas para la ocasión, la sensación de desconocimiento se agravó cuando para el saque inicial programado para las 18.00 horas en el estadio Al-Arabi, los cataríes empezaron a orar, justo después de que los jugadores ya hubieran saltado al campo y cantado los himnos interpretados por una banda de música de 60 músicos.
Hughes no arriesgó en su primer partido oficial al frente de la selección, y alineó un equipo potente, que incluía a tres futuros seleccionadores (Gary Speed, Chris Coleman y Rob Page), con cinco defensas y dos centrocampistas profundos. El debut de Mathew Jones, y el uso, por primera vez, de la tercera equipación blanca de la marca Lotto eran dos de los otros atractivos del match. Entre el público se encontraba el entonces soberano del país, el jeque Hamal Bin Khalifa Al Thani, que se sentó junto a Peter Rees, de la FAW.
«El jeque vino al partido y nos sentamos en lo que llamaríamos un palco real», recuerda Rees. «Teníamos unos grandes sillones grises para sentarnos y justo enfrente de mi asiento había una mesita con bebidas frías y algunos aperitivos. No fue un partido especialmente emocionante. Sinceramente, fue un partido más duro de lo que preveíamos cuando salimos al campo».
Después, Hughes defendió su prudente planteamiento, declarando a los medios de comunicación: «Lo importante era ganar. Fue un trabajo duro en un campo muy duro, en condiciones difíciles y húmedas». El gol de la victoria, in extremis, marcado por Robinson sirvió al jugador para ganar el título de Futbolista del Año de Gales esa misma temporada.