Antes de brillar en los mayores escenarios del fútbol mundial, Didier Drogba y Ronaldinho tuvieron su primer cara a cara en un escenario más modesto, pero lleno de historia: la Ligue 1 de Francia. Era la temporada 2002/2003, Drogba vestía la camiseta del Guingamp, y Ronaldinho ya deslumbraba en el Paris Saint-Germain.
Aquel partido fue especial no solo por el resultado (victoria final del PSG por 2-0) sino porque por primera vez se cruzaban dos futbolistas que pronto dominarían el fútbol mundial, cada uno a su manera. Ronaldinho, con 22 años, ya era un espectáculo ambulante. Ese día el brasileño no solo dejó varias jugadas memorables, regates imposibles y una asistencia brillante, sino que marcó un golazo antológico. Drogba, con 24 años, aún era un «late bloomer», pero mostró su fortaleza física, su juego de espaldas y esa garra que más tarde lo haría leyenda del Chelsea y de Costa de Marfil.
Tras aquel partido, ambos jugadores intercambiaron elogios. «Ronaldinho era como de otro planeta. Era imposible quitarle el balón sin cometer falta. Ese día entendí que estaba frente a algo muy especial», recuerda el marfileño. Por su parte, Ronaldinho también reconoció el potencial de Drogba, que pocos meses después sería fichado por el Olympique de Marsella y empezaría su despegue internacional.
Lo interesante de aquel primer cruce es que marcó el inicio de una rivalidad amistosa y un profundo respeto profesional. Años después se volverían a encontrar, esta vez como leyendas absolutas del fútbol en partidos de Champions League, partidos benéficos, y hasta como embajadores del deporte. Aquel frío día de enero de 2003, en París, el poder de Drogba y la magia de Ronaldinho compartieron césped por primera vez. El mundo aún no lo sabía, pero ese duelo sería el prólogo de una nueva era de ídolos globales.