¿Por qué Dennis Bergkamp tenía miedo a volar? La vida personal y la carrera futbolística de la superestrella holandesa transcurría con total normalidad, hasta que esta fobia le condicionó el resto de su existencia y rendimiento.
El origen del miedo, la tragedia de Surinam
La federación holandesa de fútbol organizó un amistoso solidario en Surinam entre jugadores originarios de este país que militaban en la Eredivisie y un combinado holandés. La convocatoria para Surinam sufrió grandes ausencias como las de Gullit, Winter y Rijkaard, que finalmente no viajaron al no tener permiso de sus clubes italianos.
El 6 de junio de 1989, a las 23:25 el vuelo 764 de Surinam Airways se estrelló durante el aterrizaje, chocando violentamente contra los árboles que delimitaban la pista. En este grave accidente fallecieron 176 de los 187 tripulantes del avión, entre ellos 15 futbolistas holandeses y un entrenador, originales de Surinam. Lloyd Doesburg, portero del Ajax y compañero íntimo de Bergkamp, fue una de las víctimas. Ese accidente activaría por primera vez el miedo a volar a Dennis.
La primera incursión hacia el pánico
Su particular historia de terror, más allá de los hechos de 1989, empezó en el aeropuerto de Ámsterdam, cuando junto al resto de la expedición neerlandesa esperaban el avión que los llevaría a Estados Unidos. Una falsa amenaza de bomba retrasó el vuelo y causó el pánico entre los integrantes del equipo, aunque la rápida acción policial ayudó a tranquilizar a los «oranje». El viaje hacia tierras norteamericanas empezaba de la peor manera.
Durante el aterrizaje vino el segundo momento de pánico, cuando una bolsa de aire provocó una caída libre del aparato durante varios segundos. Nadie resultó herido, pero el susto fue rotundo, y Denis acabó el trayecto en un grave estado de nerviosismo, el recuerdo de la muerte de su amigo Lloyd estuvo más presente que nunca.
La claustrofobia
En su autobiografía Dennis explica que después de sus experiencias en Estados Unidos su fobia evolucionó de forma violenta. Poco a poco el hecho de volar en aviones pequeños para asistir a los encuentros se le hizo insoportable, hasta el punto que le creó una claustrofobia que se hizo totalmente incontrolable.
“He volado muchas veces en aviones grandes, pequeños y muy pequeños. En el Ajax, una vez, me tocó uno que era minúsculo. Volamos sobre el Monte Etna y, cerca de Nápoles, agarramos una terrible bolsa de aire. Sufrí. Vi todo e hice todo y simplemente dije que no volaría nunca más. Nunca”, contaba el jugador del Arsenal, en una experiencia que vivió antes de aquel incidente del 1994. En su regreso a Europa decidió que nunca más volaría y nadie, ni nada, pudo convencerlo de lo contrario.