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Darío Dubois, black metal y maquillaje contra la corrupción

 

“Lo hago porque me da polenta (fuerza). Me pinto, salgo para guerrear y mato a los rivales, algunos hasta se asustan”, así explicaba el defensa argentino Darío Dubois el porqué de su caracterización al más puro estilo superstar de black metal para afrontar hasta 16 partidos del ascenso argentino. Detrás de aquel llamativo maquillaje, y sus habituales excentricidades, se escondía un buen compañero, humilde y crítico del ambiente contaminado del fútbol que falleció a causa después de ser asesinado cruelmente con dos balazos un 17 de marzo de 2008. Curiosamente Dubois afirmaba que no le gustaba el fútbol, que jugaba solo para poder mantenerse económicamente, «no me gusta jugar, lo hago porque es muy competitivo y me entreno mucho. No como carne roja, no fumo, no tomo alcohol ni drogas. Nunca lo hice. Además, la poca plata que gano me ayuda. Mi posición económica es desastrosa».

Su carrera se inició en el Yupanqui en 1994, para después vestir diferentes camisetas de clubes del ascenso argentino, como la de Atlético Lugano (1995/97 y 2001), Ferrocarril Midland (1998/99 y 2001/02), Deportivo Riestra (1999/2000), Laferrere (2000), Cañuelas (2001) y Victoriano Arenas (2002/05). A mediados de 2005 se rompió los ligamentos y su club, Victoriano Arenas, no se hizo cargo de la operación (por diferencias entre el jugador y la dirigencia). Finalmente, entre varias especulaciones de su retorno, Darío colgó las botas y se dedicó al mundo de la música, haciendo de técnico de sonido y fundando una banda tributo a Vox Dei de Argentina y otras dos bandas más.

Fue jugando para el Midlan, para afrontar un clásico ante Argentino de Merlo, cuando inició el ritual de maquillarse. Lo repitió varias veces hasta que se lo prohibió la federación argentina. «Me gusta mucho el black metal, el metal hecho en Noruega y Finlandia, me siento identificado y por catorce fechas me pinté la cara de esa forma (que es más o menos como se pintan los de Kiss, también) porque me da más energía, lo hago en el fútbol, y en la música, porque también trabajo como músico y productor de sonidos para otros shows, los chicos creen que es una payasada, pero para mí no. El fútbol es increíblemente fascista, desde los dirigentes, el cuerpo técnico, hasta algunos jugadores, es muy feo, muy asqueroso, entonces lo hago para incomodarlos. Al final, terminaron haciendo una ley en el fútbol que me prohibía pintarme para salir a los partidos, y entonces dejé de hacerlo, no quiero fanfarronear, pero creo que por mi culpa pusieron esa ley».

 

 

Un jugador totalmente comprometido en la lucha contra la corrupción en el fútbol y los valores humanos

En 2003 durante una entrevista en el programa ‘Ascenso 950’ de Radio Belgrano, hizo saltar las alarmas: «El presidente de Juventud Unida (Juan José Castro) nos ofreció plata para perder, para que ellos ganen y para que él entrara en una reelección de San Miguel. Rata inmunda, jugamos gratis e igual queremos ganar y nos ofrecen plata; igual, le escupí y le dije ‘metéte la guita en el orto’ y que no la vamos a recibir… pero es un político, vende merca, vende armas, ¿qué se puede esperar de él?».

Pero esa no fue su única declaración para denunciar la corrupción en el fútbol, «una vez jugando para Midland enfrentábamos a Excursionistas en el Bajo Belgrano. En la segunda falta que hago el árbitro Juan Carlos Moreno me saca la segunda amarilla y cuando me saca la roja se la caen 1500 pesos del bolsillo; me zambullí al suelo, agarré la guita y me fui corriendo. Me seguían todos: el árbitro, los jugadores, cuerpo técnico, se armó un quilombo que ni te cuento. Adentro de la manga, rodeado, le dije al juez: ‘Este es el premio que vos me sacas por echarme, hijo de puta’. Al final se lo terminé devolviendo porque si no me daban veinte fechas».