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Craig Johnston, padre de las Adidas Predator y leyenda del Liverpool

 

Craig Johnston, nacido en Sudáfrica (pero criado en Australia), fue el padre del modelo de botas Predator de la compañía alemana Adidas. Un talentoso excentrocampista que pasó más de diez años en Inglaterra, jugando tanto para el Middlesbrough como para el Liverpool, siendo este último su destino más exitoso, donde disputó 271 partidos y anotó 40 goles.

En su palmarés, cinco ligas inglesas, una Copa de Europa y una Copa de Inglaterra entre 1981 y 1988, inscribiendo su nombre en los libros de historia y uniéndose a una elitista lista de jugadores que han alcanzado tales logros. A nivel internacional nunca llegó a debutar con ningún combinado nacional absoluto, aunque disputó 2 partidos con Inglaterra sub-21.

 

 

Uno de sus momentos más célebres con los Reds fue marcar el segundo gol de la victoria por 3-1 contra su rival en el derbi, el Everton, en la final de la Copa de Inglaterra de 1986. Esa temporada disputó 61 partidos, en los que marcó dos goles y el Liverpool conquistó el doblete nacional. Esa fue su temporada cumbre en su mejor momento y una que, lamentablemente, nunca repetiría. Johnston se retiró con la camiseta del Liverpool a los 27 años, en 1988, tras una enfermedad de su hermana, a la que fue a cuidar.

Aunque tuvo muchas ofertas para volver a jugar al fútbol, Johnston aseguró que nunca jugaría para nadie más que no fuera el Liverpool, «el único otro equipo para el que jugaría sería el Liverpool de reservas». Daba el 100 % cada vez que jugaba, y mantuvo esta actitud hasta su retirada. No sería este el final de su éxito, ya que su salto al mundo de los negocios estaba a punto de despegar. Johnston se etiquetó una vez a sí mismo como «un inventor que se convirtió en futbolista».

 

 

El padre de las Adidas Predator

La idea de fabricar unas botas revolucionarias, más allá de su marketing, se le ocurrió cuando era adolescente e intentaba mejorar como futbolista mientras practicaba en un aparcamiento. No fue hasta que se puso a entrenar a niños en Sydney después de haberse retirado cuando realmente puso en práctica su idea, de la forma menos ortodoxa posible. Les decía a los niños que «pensaran en sus pies y sus botas como una paleta de ping-pong», para aplicar la curva a un golpe.

Luego se lo tomó al pie de la letra con una pala de ping-pong de verdad, cuando le quitó la goma y la envolvió alrededor de su bota de cuero con gomas elásticas y empezó a dar patadas con ella. Ese fue su momento de júbilo. Empezó a trabajar en un prototipo de la bota Predator para presentarlo a las principales marcas deportivas. El prototipo fue rechazado por todas las grandes marcas deportivas, como Nike y Reebok, e incluso Adidas al principio.

 

Primer prototipo del modelo Predator.

 

Corrían los primeros años de la década de 1990, Adidas estaba muy lejos de donde está ahora y se encontraba al borde de la quiebra. Rechazaron su idea la primera vez e incluso la segunda, pero él estaba tan seguro de que era la bota del futuro que persistió. Fue a Múnich a enseñarlas a algunos de los jugadores europeos más importantes del momento, como Franz Beckenbauer. Iba a hacer que esto funcionara, pasara lo que pasara.

Llevó consigo algunos prototipos de botas y grabó una sesión en la nieve con otros grandes futbolistas como Hansi Müller y Paul Breitner. Con este material, irrumpió en una reunión de la junta directiva de Adidas tras los rechazos anteriores. Les puso el vídeo y se levantaron y aplaudieron. En ese mismo momento firmó un contrato de exclusividad con ellos.

 

 

Fue nombrado diseñador jefe y director de innovación futbolística de Adidas. Se trasladó a Núremberg para iniciar la producción de la bota en un laboratorio que él mismo construyó para ellos. Antes del Mundial de 1994 en Estados Unidos, la bota se presentó en Las Vegas, convirtiéndose instantáneamente en un fenómeno. Adidas ganaba cientos de millones de dólares con la bota, pero no era un éxito compartido como se pensó en un principio.

Cuando Adidas se dio cuenta del dinero que estaba ganando con esta bota, presionó a Johnston para que le vendiera su patente en 1998. En un principio, Johnston percibió regalías por las ventas, pero accedió a vendérsela por un precio no revelado. Desde entonces se ha reconocido que el precio fue muy inferior al que debería haber sido. Fue el agarre añadido que el caucho aportó a la bota lo que la convirtió en el éxito que fue, la primera de su clase.

 

 

La bota despegó en todo el mundo con los jugadores más grandes del mundo como David Beckham, Steven Gerrard y Zinedine Zidane luciendo el modelo Predator. Todos los niños que adoraban el fútbol querían esta bota, para poder doblarla como Beckham, tener la potencia de disparo de Gerrard y el toque delicado de Zidane.  Debido al alto calibre de los jugadores que llevan estas botas, algunos de los mejores goles que hemos visto se han marcado con ellas puestas. Dos goles que nos vienen a la mente al instante son la famosa volea de Zidane contra el Bayer Leverkusen y el gol de Beckham en la línea de medio campo contra el Wimbledon. Esa es una forma de promocionar tus botas con dos de los mejores goles que hemos visto y que aún se siguen mostrando. Esta publicidad de los mejores futbolistas fue sin duda una razón importante para el aumento de las ventas y lo que ayudó a las botas para hacer su camino a la cima.

A partir de las ventas de la bota, Adidas tuvo un giro financiero relevante y Johnston, sin duda, jugó un papel valioso en la remodelación del futuro de Adidas. La bota Predator fue el principal factor de su éxito financiero, junto con Madonna luciendo una rara falda Adidas en una sesión de fotos.

La bota no solo se quedó en el fútbol, ya que se abrió paso en otros deportes con dos de los mejores pateadores de rugby, Ronan John Ross O’Gara y Johnny Wilkinson, usándolas. Adidas era ahora una de las mayores marcas deportivas del mundo y estaba en camino de convertirse en la empresa multimillonaria que conocemos hoy en día. «De Adidas recibí asesoramiento comercial y me costó mucho dinero. El asesoramiento comercial fue lo que me metió en problemas y permitió a Adidas hacerse con las patentes. Dicho esto, tuve una buena racha y en 1995 Adidas me compró las patentes de Predator, fue mi gran gol».