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¿Corea del Norte jugó ante una falsa selección de Brasil?

 

El 5 de noviembre de 2009, el dictador Kim Jong-il fue uno de los espectadores de un partido de preparación para el Mundial de Corea y Japón de 2010, que enfrentaría a la selección absoluta de Corea del Norte ante el Atlético Sorocaba, por aquel entonces de la segunda división brasileña. Lo que la gran mayoría del público asistente en el Estadio Kim Il Sung supuso es que el equipo que vestía de amarillo era la absoluta de Brasil, tal y como se anunciaba en el marcador.

 
Aquel fue el tercer encuentro internacional de Corea del Norte, que había viajado el mes anterior a Francia para disputar dos amistosos ante el Nantes y la absoluta del Congo. Ambos encuentros terminaron sin goles.

 

 

El humilde Atlético Sorocaba, fundado en 1991 en el estado de São Paulo, fue usado en una compleja acción de propaganda del régimen comunista, aunque inicialmente fue concebida como una simple gira internacional para acercar culturas.

La idea fue de sus nuevos propietarios, un grupo inversor liderado por Sun Myung Moon, más conocido como el «Reverendo Moon» tras fundar una iglesia de la Unificación en Brasil. Este apasionado del fútbol, que emigró a Brasil tras la guerra de Corea en la década de los 50, no era partidario del comunismo que reinaba en su país, a pesar de que mantenía buenas relaciones con Kim Il-sung, abuelo del actual líder norcoreano, Kim Jong-un.

 

 

El Atlético Sorocaba no fue su primera incursión en Brasil, ya que después de desencantarse con Estados Unidos, adquirió 85.000 hectáreas de tierra en el estado de Mato Grosso do Sul en la década de los 90. Planeaba crear una comunidad modelo en el pueblo de Jardim, en la frontera con Paraguay. Según informes de prensa en Brasil, miles de surcoreanos se trasladaron a la región a instancias suyas. A medida que la Iglesia de la Unificación se expandía, Sorocaba (a unos 100 kilómetros de São Paulo y con una población de alrededor de un millón) fue vista como un centro de atención. Fue Cipriani, una figura destacada dentro de la estructura eclesiástica en Brasil, quien recomendó a Moon comprar el Atlético Sorocaba.

 

Posteriormente, Cipriani se convirtió en vicepresidente del club. “El Reverendo Moon invirtió en el fútbol porque tenía una visión. Creía que el fútbol era la cura para el odio humano. Solía ​​decir que te olvidas de tu enemigo cuando corres detrás de una pelota. Por eso quería promocionarlo. Le gustaron especialmente las características del fútbol brasileño: la alegría, el amor por el regate. Creía que el fútbol brasileño le ayudaría. Lo vio como una fuerza para la paz”, asegura Cipriani. Su generosidad permitió al Atlético renovar su complejo de entrenamiento y el resultado fue tan impresionante que Argelia lo elegiría más tarde como sede para el Mundial de Brasil 2014.

 

 

Hasta aquel momento, ningún equipo ajeno a la Confederación Asiática de Fútbol había jugado nunca allí. Aquella oportunidad se debió, principalmente, a dos factores. El primero fue la clasificación de Corea del Norte para el Mundial de 2010. Un equipo que había tenido poca motivación para salir de su burbuja en 43 años (su anterior participación en la Copa Mundial había sido en 1966) ahora necesitaba un curso intensivo de fútbol internacional.

“Corea del Norte estaba interesada en adquirir experiencia en el fútbol latinoamericano. Había presión del gobierno, que quería que al equipo le fuera bien en el torneo. Que el equipo tuviera un buen desempeño iba a ser bueno para el país. Esto fue apenas un mes antes del sorteo final. Habían estado intentando organizar amistosos, pero ¿qué otro país iba a hacer el esfuerzo de ir a Corea del Norte, gestionar todas las visas, para 90 minutos de fútbol?», recuerda Cipriani.

 

 

El segundo era el periodo diplomático favorable para ambos países, “Brasil estaba en un período de luna de miel con Corea del Norte. Lula da Silva había abierto una embajada allí a principios de año y al embajador le gustaba el socialismo. Nunca lo discutimos porque nos mostró mucha hospitalidad. Dejamos fuera la política y la ideología. Nuestros objetivos eran deportivos y diplomáticos. Estábamos allí para tender puentes. Ese era el objetivo del Reverendo Moon”.

 

A pesar de que su ideal inicial era organizar una mini gira para el Atlético Sorocaba en Corea del Norte para disputar varios encuentros contra clubes locales y uno de preparación para la selección norcoreana, a modo de intercambio cultural, solo se acabó jugando un partido. Los directivos del club brasileño aceptaron la propuesta sin pensarlo dos veces al poder recibir una suculenta cantidad de dinero para las arcas del club, que superaba por mucho la desconfianza de viajar a la dictadura de Corea del Norte.

 

 

Curiosamente, los jugadores del Atlético no sabían que iban a Corea del Norte. El plan era jugar partidos en China y Corea del Sur, una pequeña excursión divertida que les ayudaría a prepararse para la temporada 2010. La noticia de que podrían estar tomando un desvío llegó a última hora del día; ya estaban en Beijing cuando finalmente se aprobaron sus visas. «La comitiva salió de Brasil en noviembre de 2009. Fuimos a Pekín y allí sacamos un visado de cinco días para Corea del Norte. Para nuestra gran suerte, en junio de 2009, se inauguró la embajada brasileña en Pyongyang. Así que el cuerpo diplomático brasileño estuvo en el aeropuerto para recibirnos como si estuviera recibiendo a la selección brasileña. El día siguiente entrenamos en el estadio Kim Il-sung. Estaba claro que el régimen norcoreano quería que apareciera allí la palabra ‘Brasil’. Pero éramos solo un equipo brasileño que vestía de amarillo», recuerda Waldir Cipriani, vicepresidente del Atlético de Sorocaba.
 
Mientras el autobús avanzaba entre la multitud, los futbolistas brasileños a bordo miraban por las ventanillas. 20.000 lugareños inundaron las calles, y la mayoría saludaban al autobús con gestos tímidos. Algunos corrieron a su lado, con la esperanza de vislumbrar a alguien a quien de todos modos no habrían reconocido.
 
Una hora más tarde, esos mismos futbolistas atravesaron un largo túnel subterráneo, subieron un tramo de escaleras y salieron al campo. Se alinearon frente al banquillo y cantaron el himno nacional de Brasil ante 80.000 personas. El encuentro fue televisado por KCTV, donde sí se indicó el nombre real del club brasileño en las letras en pantalla y locuciones. El resultado final fue de empate a cero goles, y con los brasileños jugando con un uniforme de color amarillo.

 

 

Actualmente, no se encuentran disponibles imágenes del partido en Internet, ya que la plataforma YouTube las ha eliminado. Hay que destacar que la retransmisión del partido fue subida en dos versiones, y en una de ellas se puede ver la bandera de Brasil añadida a posteriori.

 

 

Y hubo más…

Tras el fracaso en el Mundial de Sudáfrica 2010, Corea del Norte volvió a invitar al club brasileño a jugar un amistoso contra la selección y, según los medios brasileños, «dejaron de referirse al club como la selección brasileña» porque el «interés por el fútbol parecía menor» tras aquel fracaso. El segundo partido se disputó el 25 de octubre de 2011, en otro estadio, el Yanggakdo, y contó con una buena asistencia de 40.000 personas. El partido terminó 1-0 a favor de Corea del Norte gracias a un gol de penalti. Ese mismo año, el Atlético Sorocaba jugó un amistoso contra el Pothonggang y perdió 2-0.
 
Moon, que murió en 2012, fue declarado culpable de fraude fiscal por un gran jurado federal de Estados Unidos en 1982 y pasó 13 meses en prisión. Tras ello la situación financiera del club se fue agravando paulatinamente, lo que obligó el equipo a desligarse de la Federación Paulista de Fútbol. Además de apoyar al Atlético de Sorocaba, El «Reverendo Moon» ayudó también al pequeño equipo Clube Esportivo Nova Esperança (Cene), del estado de Mato Grosso do Sul.