El codazo de Tassotti a Luis Enrique fue sin duda una de las imágenes más recordadas que nos dejó el Mundial de Estados Unidos de 1994. España quedó eliminada en cuartos de final del Mundial de Estados Unidos de 1994 ante una Italia que supo aprovechar sus ocasiones mucho mejor que su rival, que vio en las botas de Julio Salinas su mejor opción fallida para ganar el partido.
El encuentro disputado el 9 de julio de 1994 podría haber terminado totalmente diferente si el árbitro del partido hubiera sancionado a Tassotti por un espectacular codazo a Luis Enrique, que acabó sangrando en una de las imágenes del Mundial del 94.
Javier Clemente acarició el pase a semifinales del torneo tras tener a los «azzurri» contra las cuerdas la mayor parte del partido, pero el indecente error de Julio Salinas ante Pagliuca (83’), el imperdonable regalo a Roberto Baggio (87’) y la ceguera del colegiado Sándor Puhl (93’), que hizo vista gorda con la agresión, y penalti, al asturiano en el descuento, terminaron por dejar a España destrozada y sumida en la impotencia de la injusticia.
Pese a que el árbitro no vio la agresión sobre Luis Enrique, después del encuentro, la FIFA decidió actuar de oficio por primera vez en la historia y sancionó al infractor con 8 partidos de suspensión, impidiéndole disputar las semifinales ante Bulgaria y la final frente a Brasil. Tras el castigo, Tassotti, que entonces tenía 34 años, no volvió a jugar con la selección italiana, algo que no consoló a España. Paradójicamente, el árbitro que no avistó la infracción, Sándor Puhl, fue designado después para dirigir la gran final entre Brasil e Italia.
En 2011, 17 años después, Luis Enrique y Tassotti certificarían la paz entre ambos. «Han pasado 17 años de aquel suceso y esto significa que somos 17 años más viejos… esta es la verdadera lástima. Por lo demás, no tengo ningún problema con él. Son cosas que pasaron sobre un terreno de juego y se quedaron allí», dijo Luis Enrique, en aquel entonces técnico de la Roma. Mauro Tassotti, segundo entrenador del Milán, afirmó lo siguiente: «yo estoy dispuesto a pedirle perdón, pero puedo entender que me niegue la mano. Fue algo instintivo. Intentaba ganar la posición. España quería empatar a toda costa y alargué el brazo. Hice una estupidez y me arrepentí al minuto».