Desde 1986, la primera división de Perú tuvo un integrante que llamó la atención de muchos aficionados, era la Unión Minas de Cerro de Pasco, una ciudad ubicada por encima de los 4.000 metros sobre el nivel del mar. El conjunto pasqueño fue imbatible en su primera temporada en la máxima categoría, jugando en el estadio Daniel Alcídes Carrión, famoso por su falta de oxígeno y condiciones climatológicas extremas.
Aquello supuso el colofón final para una región con una cultura futbolera nacida a finales del siglo XIX. Desgraciadamente, aquellos años de esplendor acabaron cuando el Unión Minas entró en una situación de declive permanente hasta que acabó desapareciendo en 2010, siendo refundado posteriormente este 2022.
Cerro de Pasco, una de las regiones pioneras del fútbol peruano
La llegada de la Compañía Pasco Peruana en el Cerro de Pasco para instalar el desagüe en el socavón de Rumiallana, supuso la contratación de muchísimas mano de obra extranjera, concretamente procedente de Inglaterra. Una comunidad que fue creciendo hasta el punto de inflexión que supuso la instalación del tendido del primer ferrocarril de la Sierra, que entraría en funcionamiento en 1869. En sus ratos libres, aquellos jóvenes inmigrantes practicaban un deporte llamado football, que empezó a llamar la atención de los cerreños, que primero se limitaban a verlos jugar y posteriormente quisieron empezar a competir contra ellos.
Pasaron los años hasta que el 29 de julio de 1910 se enfrentaron Unión Cricket de Lima y Cerro de Pasco FC, de la entonces capital del departamento de Junín, en el campo de Santa Beatriz. Era el primer partido interprovincial de la historia para los cerreños, en el que estaba en juego la Copa Municipal de Lima. Hasta aquel entonces, los únicos partidos disputados con un mínimo de oficialidad se habían disputado entre el Unión Cricket y el Lima Cricket, los mejores equipos de Lima, nunca con otros equipos ajenos al ámbito de la capital.
El día anterior al encuentro, a las tres de la tarde, el andén ferrocarrilero hervía de aficionados y curiosos. Se puso un tren compuesto de dos coches de primera ocupados por autoridades, invitados especiales, jugadores del seleccionado del Cerro de Pasto, y dos coches de segunda para el grueso de aficionados. Detrás, un coche bodega donde transportaban ciento cincuenta costales de cerveza de la marca Herold; quinientos ejemplares de una edición especial de El Minero, saludando a los aficionados limeños, y rindiendo homenaje a la patria. A las tres en punto partió la delegación.
Llegaron a la capital a la medianoche. Autoridades, invitados especiales, jugadores y músicos, se alojaron en el Hotel Maury, el de mayor prestigio en la capital, y donde se alojaban visitantes ilustres que llegaban a Perú. Los otros aficionados en el Hotel Comercio, San Martín, Europa, y otros hoteles aledaños. En realidad, la mayoría no ocupó los hoteles por celebrar las fiestas patrias que en Lima estaban en todo su esplendor. La admiración que había concitado la demostración del fútbol cerreño fue de tal magnitud que se convirtió en comidilla del día en la capital. Nadie hablaba de otra cosa. Los gringos del Cerro de Pasco se habían ganado la fama de practicar un football de alto nivel.
El equipo cerreño, formado básicamente por jugadores ingleses, ante el delirio de sus seguidores, ganó por uno a cero. Tras el éxito del match, se programó un segundo encuentro, esta vez entre el Cerro de Pasco Mining Sport & Foot Ball Club American contra un combinado limeño, formado por los mejores jugadores de la capital del Perú. El partido tuvo lugar el 1 de enero de 1911, en el Recreo Grau, en pleno centro de Lima. Esta vez ganó el equipo de Lima por un penal que solamente el árbitro vio o eso aseguraba la prensa de la época.
Tras la polémica se programó un tercer encuentro para el 30 de julio de 1911, en el campo del Lima Cricket, disputándose un hermoso trofeo de plata donado por la Municipalidad de Lima, entre la selección del Cerro de Pasco y la selección de Perú, que convocó a los mejores futbolistas de equipos limeños y chalacos: Unión Cricket, Lima Cricket, Association, Jorge Chávez, Pilotines, Alianza Lima, Atlético Chalaco, Los Calaveras y Ciclista Lima. Se puso un especial cuidado en la preparación de los jugadores. Aquel partido además se jugaría en homenaje a las Delegaciones Estudiantiles de toda América que asistían al Segundo Congreso de Estudiantes que estaba realizándose en Lima.
Henry Stone, cónsul de S.M. Británica en Cerro de Pasco, confeccionó personalmente la selección de jugadores, de entrenador y planificó los entrenamientos. Sabía que en Lima se estaban preparando a conciencia y no quería que su tierra adoptiva quedara atrás en el marcador final. Además, invitó a los hinchas más animosos para que conformaran una barra acorde con el compromiso. Les dotó de matracas, bocinas, banderines, pitos y abundante cohetería. Entre su novísimo bagaje, los jugadores, llevaban consigo los primeros botines de fútbol de la marca Champion y las novísimas pelotas inglesas Camell. No hay que olvidar que en ese momento en Perú se jugaba a fútbol con zapatos de calle.
El 29 de julio de 1910, se podía apreciar una marcada emoción hasta entonces inédita en el ámbito popular. Una expectante muchedumbre rodeaba el campo con tribuna especial para las autoridades. En zonas populares los barristas de una y otra selección. A la hora prefijada, en correcta formación y debidamente uniformados, ocuparon el centro del campo los miembros de la banda austro – húngara. Bajo la batuta del maestro austriaco Marcos Bache procedieron a ofrecer una hermosa demostración de sus habilidades artística. Las piezas ejecutadas estaban compuestas de valses preferentemente de Johan Straus hijo, como “Danubio Azul”, “Vino, mujeres y canto”, “Cuentos de los bosques de Viena”, “Vida de Artista”, “La marcha Radensky”. Los aplausos de los aficionados no se hicieron esperar ante semejante demostración de virtuosismo.
Luego con fanfarria y cohetes recibieron el ingreso de ambos equipos que, uno al lado de otro, escoltaban una enorme bandera peruana. ¡Qué hermosa demostración de civismo y cariño a la patria! La selección peruana con camisas blancas y bandas verticales rojas, pantalones blancos y boinas negras. La del Cerro de Pasco, camisas amarillas con líneas verticales negras, pantalonetas y boinas negras. Ganó brillantemente el Cerro de Pasco por tres a dos, en un partido vibrante que sería recordado durante años.
Para el 29 de julio de 1912, en el campo de Santa Beatriz, se programaría la revancha en la que el Cerro de Pasco volvería a imponerse, esta vez por un gol a cero, después de jugarse tres tiempos suplementarios. En aquel partido también se disputaban cuarenta mil soles, que los hinchas limeños y los cerreños habían reunido para motivar más a los jugadores. La Selección Peruana formó con: Juan Carpio, en el arco; Juan Fry y Alfonso Gallardo, de backs; Fernando Ortiz de Cevallos, Enrique Andrade y Guillermo Valderrama, como volantes; Darío Aranzáenz, Nicolás Alfaro, Manuel Álvarez, Telmo Carbajo y Pedro Ureta, en la delantera. La Selección del Cerro de Pasco, con Ernesto Rosazza en el arco; Wilson y Blair, de backs, Trocedie, Mac Leod y Mac Donald, en la volante; Alberto Brindani, Leo Vargas, Noa Lees, Julio Wilson y José Cilliani, en la delantera. Aquel mismo año se creó la liga peruana de fútbol, y el primer torneo fue ganado por Lima Cricket and Football Club.
El 28 de julio de 1913, en el mismo terreno de Santa Beatriz, Perú se cobró la revancha frente a la selección del Cerro de Pasco, derrotándola por dos goles a uno. Justo un año después se disputó un sexto partido que ganó el Cerro de Pasco por tres goles a dos.
El Cerro de Pasco se había ganado el respeto de la nación peruana, y el resto es historia.