Reinhold Münzenberg nació en la ciudad de Aquisgrán el 25 de enero de 1909. Aficionado al deporte en general, pronto comenzó a destacar en diferentes disciplinas deportivas. Fue un gran ciclista en edad infantil, y alternaba el ciclismo con el del fútbol en los equipos base del Aachen Spelveiren, con quien empezaría a jugar durante la temporada 1920-21 en su equipo juvenil, cuando apenas contaba con once años, enfrentándose a jóvenes que le sacaban cinco o seis palmos.
En 1925, con solamente dieciséis años, jugaría con el primer equipo del club, firmando así su primer contrato profesional. Su fortaleza como defensa central era destacable, infranqueable por alto, además no rehuía el choque con el rival, por más que este tuviera más edad o un físico más potente.
Pronto llamó la atención de lo que acabaría siendo el equipo de su vida, el Alemannia Aachen, de la máxima categoría de fútbol alemán, fichando por el club «negrito» en 1927, y manteniéndose en el mismo hasta 1938. Es en este periodo cuando debuta como internacional con Alemania, y consigue el meritorio tercer puesto en el Mundial de 1934. En realidad, Münzenberg no estaba en la lista mundialista, ni siquiera estaba en la preselección de treinta y ocho jugadores que el entrenador alemán, Otto Nerz, había confeccionado para afrontar el Mundial con garantías. De los treinta y ocho preseleccionados, dieciocho irían en el Mundial de Italia, mientras Münzenberg continuaba con su vida ajena al campeonato. Hasta tal punto que el Mundial se disputaba entre el 27 de mayo y el 10 de junio, y el defensa central había fijado la fecha de su boda para el día 9 de este último mes.
El equipo alemán, que había empezado el Mundial con buen pie, decepcionó a la semifinal, perdiendo por 3 a 1 con Checoslovaquia, con algunos goles por culpa de claros errores defensivos. Otto Nerz no se lo pensó, requería un defensa con temperamento y contundencia y se acordó de Münzenberg. En aquellos tiempos, las listas no eran rígidas, y los jugadores podían cambiarse a la mitad de campeonato. Envió a casa al defensa central titular y el 5 de junio llamó a Reinhold Münzenberg que acudiera a Nápoles a disputar el partido por el tercer y cuarto puesto y salvara el honor del fútbol alemán.
Pero había un problema, el partido se disputaba en el sur de Italia un día antes de la boda, el 7 de junio de 1934. Müzemberg fue claro: «Doctor Nerz, cuente conmigo, anulo la boda, uno se puede casar cualquier día, pero no siempre se puede jugar un partido en un Mundial «. Y se presentó en Italia, jugó el partido, lo hizo de forma destacada y Alemania venció a Austria por 3 a 2, adjudicándose la tercera plaza de aquel Mundial.
Müzenberg siguió jugando al fútbol durante años, fue 41 veces internacional absoluto, a pesar de que era un hombre «sospechoso» para los dirigentes nacionalsocialistas, porque no estaba afiliado al NSDAP, el partido de Hitler, y corrió el falso rumor de que era familia del líder del Partido Comunista Alemán, Willi Münzenberg, con el que compartía apellido, pero ningún lazo sanguíneo.
Fue llamado a filas y enviado al frente, aunque durante algunos períodos siguió jugando de forma profesional al fútbol durante la guerra más cruenta. Fue futbolista del Hamburgo y del Werder Bremen, para volver a jugar las últimas seis temporadas el Alemannia Aachen, donde colgó las botas en 1951, después de veinte años de carrera profesional, solamente interrumpida durante la guerra.
Todo un récord en el mundo del fútbol profesional, especialmente si tenemos en cuenta que veinte de estos años los disputó en la máxima categoría de la liga de Alemania. El «hombre de acero», apodo por el que lo conocían, pasó a la historia por su fantástico recuerdo.
Frichu Yustas
@Fritzyustas (Twitter)