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La leyenda de un cántico: ¿Peace and love o písalo?

 

Carlos Salvador Bilardo es un extécnico con una personalidad muy fuerte. Conocedor de los terrenos de juego, un hombre pasional, hombre de fútbol de los pies a la cabeza, las ha vivido de todos los colores. Su religión se rezaba en muchos estadios de las grandes ligas. En su trayectoria llegó a entrenar en la Liga Santander. Lo hizo en la temporada 92-93 y 97 en el mismo equipo, el Sevilla F.C.

En tierras andaluzas cosechó un muy buen estilo de juego. Era un técnico reconocido, y sobre todo bastante respetado. De todos es sabido su famosa frase “písalo, písalo”, que después los aficionados de Nervión convirtieron en un cántico habitual en los partidos. Esta historia se remonta en su primera etapa en el conjunto andaluz. En un encuentro a domicilio en Riazor contra el Deportivo de la Coruña. Maradona, jugador del Sevilla en aquel entonces, al que ya había estado a las órdenes de Bilardo en la selección albiceleste, tuvo un choque en un lance del juego con su marca, Albistegui. Aunque el jugador local quedó más mal parado, saltaron las asistencias del Sevilla a atenderle. El gesto, por normal y humano que fuera, no le sentó nada bien al técnico sevillista que le espetó a su fisioterapeuta “Los de colorado son los nuestros, qué me importa el otro”, “písalo, písalo”.

 

 

Lo fuerte fue que aquel diálogo fue grabado por una de las televisiones que retransmitía el partido, Canal Plus, que luego fueron emitidas en el programa “El Día de Después”. Las imágenes llegaron a todos los estadios españoles y aquella frase marcó tendencia en cada choque con cualquier rival. Desde entonces se entonaba el “písalo, písalo” en cualquier falta o forcejeo disputado.

Las palabras de Bilardo, quedaron en la jerga futbolística. El fútbol siguió. Bilardo probó suerte en otros banquillos fuera de España y el fútbol continuaba. La sensación fue tal que dos años después en 1995 se vivió un hecho histórico en el estadio de La Romareda con el Zaragoza.

Para los maños aquella temporada pintaba muy bien. Tenían muy buena plantilla, calidad y armas para jugar al buen fútbol. Era tal que disputaban las eliminatorias para conseguir la Recopa de Europa. Aquella noche del 6 de abril de 1995 se enfrentaban al Chelsea, en la ida de las semifinales, en casa. El dominio del juego fue apabullante. En la media parte el partido ya estaba muy bien encaminado para el zaragocismo, que llevaba un 2-0 de ventaja. En el inicio de la segunda mitad, se hizo el tercero, obra de Esnáider. Con el resultado del 3-0 a favor, La Romareda, vibraba de alegría y los hinchas del Chelsea estallaban de ira al ver ese pobre resultado para su equipo. Los aficionados no parecía que fueran a calmar sus ánimos y cada vez mostraban mayormente su grado de violencia y enfado. Fue tan desastroso su comportamiento que tuvo que intervenir la policía. El árbitro del encuentro se planteó, incluso, parar el encuentro.

 

 

Por increíble que pareciera la afición del Zaragoza, lejos de apaciguar la situación y eufóricos con el resultado de su equipo, empezó a entonar el mítico cántico de Bilardo “písalo, písalo” para seguir provocando al aficionado inglés. Todos juntos, al unísono, repitieron, una y otra vez, alegres y despreocupados. La policía, al borde de intervenir, vio la reacción de los hooligans ingleses como inédita. Nada más fue alzar la voz el equipo local, que ellos mismos se tranquilizaron y desistieron con el ánimo de acabar el partido y volver derrotados a casa. Finalmente el partido continuó sin mayor conflicto y con el resultado abultado del Real Zaragoza.

La sorpresa fue posterior. Con la llegada de la prensa, los medios ingleses criticaron, la actitud del equipo y el mal comportamiento de los aficionados desplazados a Zaragoza, con los altercados que provocaron. Sin embargo, en todas sus portadas se podía leer con claridad, el buen reconocimiento que les daban los ingleses al comportamiento zaragocista por calmar los ánimos al grito de “Peace and Love”.

Obviamente, no se esperaba ni mucho menos esta reacción, ya que ni esas palabras fueron cantadas, ni la afición del Zaragoza hizo lo menos posible por calmar los ánimos. La confusión del “Peace and Love” al “písalo, písalo” nace de que los ingleses o bien no entendieron nada de lo que les estaban gritando o alguien tradujo mal ese mensaje. La gente en la calle, se sorprendía con incredulidad y buen rollo de la reacción o la visión que habían tenido los ingleses. Un error garrafal que a menos de ser criticados, fuimos aplaudidos como un ejemplo. De modo que esa noche quedó para el recuerdo en la historia del Real Zaragoza, que en la siguiente ronda conseguiría derrotar a otro equipo inglés, el Arsenal en la final, consiguiendo la Recopa de Europa.

 


Álvaro Ramírez Narbón