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Brian Clough, cómo hacer campeón a tu equipo con personalidad única

 

Nottingham es tierra mitológica para prácticamente todo aquel que la pisa con una personalidad diferente al resto. Antes de que llegara el legado de Brian Clough a la ciudad, era mayormente conocida como la tierra de Robin Hood. Aquel forajido que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Una ciudad alejada del ruido de Liverpool, la industria de Manchester o la riqueza de Londres. Y antes de que cayera en el olvido, aterrizó el protagonista de esta historia. Con su inseparable jersey verde, tomó asiento en el City Ground y empezó una de las mayores gestas que ha ocurrido en la historia del fútbol.

Un tipo que ha conseguido hitos históricos, con una personalidad arrolladora y arrogante al mismo tiempo. La típica persona sin pelos en la lengua, con una desfachatez devoradora, valiente y descarada, así es Brian Clough. Capaz de convertirse en el centro de la polémica en pocos segundos con tan solo abrir la boca: «No digo yo que fuera el mejor entrenador, pero siempre ocupé el primer puesto en la clasificación general». –Brian Clough-.

 

 

Hay ciertos jugadores y entrenadores que no les hace falta estar entre los más grandes para entender el fútbol. Ellos, que parece que estén hechos de otra pasta, están capacitados con su personalidad y su espíritu para crear espectáculo allá donde vayan. Este es el caso de Brian Clough. Uno de los grandes pistoleros que vio crecer Inglaterra. Sus botas eran una fábrica de goles. Antes de empezar a dirigir desde los banquillos, él también se calzó los botines y se ensució de barro, pisando todos los campos de equipos modestos por los que jugó. Su carrera se divide en el Middlesbrough y el Sunderland.

Jugaba como delantero centro puro: un «killer» del área, un rematador incansable. Lo cazaba todo por arriba o por abajo, era algo inaudito. Obtuvo unos registros impecables y llegó a anotar en su corta carrera casi 300 goles. Se dice “corta” porque una lesión le impidió continuar. Ni su fuerte personalidad pudieron ayudarle a volver. Pero lejos de alejarse del fútbol siguió ligado a él en su carrera por los banquillos.

 

 

Su currículum como entrenador es brillante. Consiguió lo que nadie se habría imaginado. Sus etapas en el Derby County y el Nottingham Forest son los mayores logros que jamás ha conseguido nadie. Coger el equipo en Second Division y ascenderlo a la First Division de la Football League (la Premier League se fundó el 20 de febrero de 1992) ganando en varias ocasiones la liga inglesa y en el segundo caso, llegar a ganar dos copas de Europa. Era un fantástico motivador, conseguía tener a todos sus jugadores enchufados.

Su carácter tanto dentro como fuera de los terrenos de juego fue fundamental para motivar a esos equipos sin apenas estrellas mediáticas. Su visión de juego era tan rompedora que detestaba la idea de jugar al clásico estilo inglés con un fútbol directo y balones aéreos. Estaba empeñado en que se tenía que jugar con el balón raso al suelo y jugando por banda. Todos sus equipos destacaban por tener una defensa férrea y un portero con buen juego de pies. Su juego no era especialmente vistoso, pero sí efectivo. Para él primaba el esfuerzo por encima de la calidad técnica de sus jugadores.

 

 

Sus inicios en los banquillos empezaron en el modesto Hartlepool United, de la Second Division. Su aventura la empezaría con su gran amigo Peter Taylor, excompañeros en el Middlesbrough. El equipo, era un conjunto que luchaba por la permanencia, con muchas dificultades económicas. En su segunda temporada acabaron en un octavo puesto muy merecido. Este objetivo hizo que en 1967, empezara un nuevo proyecto en el banquillo del Derby County. Siempre, desde entonces, con su gran amigo.

Ambos continuarían juntos en esta experiencia. El Derby llevaba años establecido en Segunda, sin conseguir la plaza para subir a la First Division. Pero su llegada causó muchos estragos. Revolucionó el equipo, hizo una limpia impresionante de prácticamente el equipo entero y entonces empezó a funcionar su identidad. Lo cambió todo del club. Una racha de veintidós partidos sin conocer la derrota hizo que acabaran primeros y campeones ascendiendo tras años intentándolo.

En su primer año en la máxima categoría de la Football League, dejó al equipo cuarto. En su quinta campaña al mando, logra llevar al Derby a la gloria: se proclaman campeones en la 71/72. A pesar de ello, tras la consecución del título, llegan problemas para Clough. Desavenencias con la directiva.

 

 

Después, se encaró con su propia afición criticando su poca implicación con el equipo. Tras finalizar la temporada y caer en semifinales ante la Juventus en la Copa de Europa, siguen los problemas. Crítica públicamente aquella eliminatoria: “No hablo con cabrones tramposos”. Su comportamiento y su fuerte carácter provocan lo previsible, su despido. Deja el cargo en 1973.

Sus siguientes aventuras no serían tan exitosas. Brighton y Leeds United conformarían sus puntos débiles como entrenador. No supo reaccionar. Sin embargo, sigue mostrando su personalidad arrogante. Un hombre que no se arruga ante nada ni nadie. Con el primero, el Brighton en tercera, no logra conseguir los objetivos y una mala planificación le hace descender de categoría. En el Leeds United, uno de sus máximos rivales y al que tantas veces criticó, estuvo en el cargo durante cuarenta y cuatro días. Dirigió seis únicos encuentros con una sola victoria. Aun así dejó frases para la posteridad: “Hasta donde yo sé, podéis tirar todas esas medallas que habéis ganado estos años a la basura, ya que las ganasteis todas robando”.

Esto se lo llegó a comentar a sus propios jugadores en deferencia por las campañas anteriores. Quería imponer su propio estilo de juego, pero ellos nunca fueron capaces de trasladarlo al terreno de juego. Su despido fue inmediato. Una de sus frases al ser despedido todavía se recuerda en Elland Road: “Hoy es un día horrible para el Leeds United”.

 

 

Tras aquel suceso, a Brian Clough aún le quedaba un último tren en el fútbol. Su querido Nottingham Forest. En aquella ciudad mitológica, empezó un hito para la historia del fútbol. Volvería a conseguir esas grandes noches de fútbol. Cogió al equipo en una situación parecida a la del Derby County. El equipo andaba en segunda división y poco a poco le fue dando forma. Tardó dos temporadas en ascender a primera, pero aquello solo era el inicio. Ya en la Premier League, la cenicienta, se cargó a todos los peces gordos. Entonces la épica de Robin Hood y su romanticismo con esas tierras parecía que volvían. En esa misma temporada consiguió ganar un doblete con Liga y Copa, doblegando al poderoso Liverpool. Su hambre de títulos hizo que a la temporada siguiente lograra el primer título europeo para el club, la deseada Copa de Europa.

Todo el mundo se hizo eco de su logro: conquistada por un equipo tan modesto como el Nottingham Forest. En su camino dejó en la cuneta al Liverpool, que era el vigente campeón de entonces y en la final se midió al Malmö sueco al que derrotó por 1-0.

 

 

Pero la historia no acaba aquí. La magia solo sucede en ocasiones y la suerte es solo para los perdedores. Al año siguiente, consigue revalidar el título frente al Hamburgo de Keegan: “Aparte de la vida familiar, no hay nada más grande que ganar Copas de Europa”, dijo Clough tras su segundo trofeo continental en 1980. A partir de entonces, el equipo de Clough empieza a encadenar ya un cierto nombre y respeto internacional frente a los demás rivales y sus vitrinas empiezan a llenarse de títulos. El equipo aguanta un tirón de dieciséis años consecutivos, compitiendo a un excelente nivel. Será con el mítico entrenador que volverán a perder la categoría en 1993. Tras este suceso, decide dar un paso al lado y dejar al equipo. Su Nottingham por suerte volvería la campaña siguiente a la élite y desde entonces encadenó una serie de idas y venidas constantes a la máxima categoría inglesa.

 

 

Brian Clough las vio de todos los colores. Vivió momentos históricos y consiguió hitos que jamás nadie había conseguido. Con el Nottingham, su último amor, le llevó a lo más alto y se fue con su descenso de nuevo. Un entrenador que marcó una época. Su equipo se adaptó a la idea de juego que él mismo tenía y dejó huella allí por donde pasó. La leyenda del Nottingham de Clough perdurará para la eternidad. Un técnico que nunca olvidarán en aquellas tierras. «El río Trent es precioso. Lo sé muy bien porque he caminado sobre sus aguas durante 18 años», -otra de las míticas frases de Brian cuando era preguntado por sus éxitos.

 


Álvaro Ramírez