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Beckham & Forlán, dos rockeros en el Teatro de los Sueños

 

David Beckham y Diego Forlán se acabaron convirtiendo en inseparables en el Manchester United de Alex Ferguson. El capitán inglés fue pieza clave para suavizar la difícil adaptación del uruguayo al conjunto de Old Trafford y a la Premier League, donde no pudo brillar con toda la fuerza con la que sí lo hizo posteriormente en la liga española.

 

 

«Cuando llegué a Inglaterra, pude adaptarme a mi nuevo entorno porque había aprendido inglés en la escuela. Así que cuando llegué al campo de entrenamiento, me resultó fácil hablar con mis compañeros y con el entrenador», dijo Forlán. Sin embargo, se mostró menos fluido con el balón en los pies, y se equivocó en cada oportunidad que se le presentó. La competencia por los puestos en la plantilla del United era enorme, con Ruud van Nistelrooy y Ole Gunnar Solskjær por delante de él en el orden jerárquico.

 

 

Tras seis meses de carrera en el United, Forlán aún no había marcado un solo gol. En Old Trafford la paciencia de los aficionados se estaba agotando. «Cuando estás en el banquillo, y juegas sólo 5-10 minutos cada partido, e incluso entonces a veces, no estás al nivel que el entrenador espera que estés, porque durante toda tu vida, juegas a un nivel, y luego vas a la liga más grande del mundo, la velocidad es mucho más rápida, con todos los mejores jugadores del mundo, y se espera que cumplas en los cinco minutos que tienes que jugar. Al final te adaptarás, pero lo harás muy lentamente», añadió.

 

 

En esos momentos de crisis y dudas, Forlán recibió el apoyo incondicional de David Beckham, uno de los 3 capitanes del equipo. Fue precisamente a la generosidad de Beckham, que Forlán acabó rompiendo su mala racha. Pero los goles no fluyeron. Su talento era evidente, pero en fragmentos, y la mayoría de las veces sus apariciones desde el banquillo eran un medio para hacer correr el reloj, más que sustituciones tácticas. Sin embargo, Forlán tuvo la oportunidad de congraciarse con los aficionados del United, al marcar un doblete en la victoria por 2-1 en Anfield, el hogar del mayor rival del United. Cuando el balón entró en el fondo de la red, se quitó la camiseta y corrió hacia la afición visitante, como el mesías con el pecho desnudo que el destino había ordenado para cumplir la profecía de Alex Ferguson de que el Manchester United derribaría al Liverpool.

 

 

David y Diego llegaron a compartir hasta 46 partidos y 1340 minutos, aunque su asociación no fue especialmente prolífica de cara el gol, ya que Forlán tan solo recibió dos asistencias de gol de Beckham. «David Beckham es un buen chico, humilde, me ayudó en todo, pero con él era imposible salir a pasear. Lugar donde íbamos esperábamos a que saliera él para irnos nosotros después sin que nadie te molestara porque se enloquecían todos con David. Tenía asesores de imagen, se vestía bien todos los días. En el vestuario era normal, muy buen pibe, sabes que es una estrella, obviamente. Una vez salimos de una fiesta del club y nos fuimos a un Pizza Hut y fue imposible, lo vieron y se armó un revuelo».

 

 

El uruguayo, al ser preguntado sobre las diferencias entre dos de los mayores jugadores del United como Cristiano Ronaldo y David Beckham, respondió sin tapujos. “Beckham es natural, Cristiano no lo es, es trabajado, es meritorio, pero lo de David es tremendo. Cristiano es una bestia también, pero es más producido, el otro no, salía despeinado y seguía igual, Ronaldo nunca salía despeinado, mientras que a Beckham le faltaba un diente y decías, qué lindo bebé y ya empezaban todos a sacarse los dientes. Cristiano Ronaldo tenía un espejo a lado, junto, y era todo el día verse al espejo, tremendo. Era un egocéntrico en el vestuario, nada que ver con Beckham”.

 

 

Forlán también fue testimonio de uno de los episodios más vergonzosos y violentos de Alex Ferguson dentro del vestuario. «Fue después de un partido contra el Arsenal en la FA Cup y Ferguson no estaba satisfecho porque Robert Pires subió por la banda y Gary Neville quedó fuera de su posición, y Beckham no le dio cobertura. Cada uno era peor que el otro y ninguno de los dos quería rendirse. Entonces Ferguson le dio la espalda, pero Beckham dijo algo más. El entrenador vio una bota en el suelo y la pateó hacia Beckham. Le golpeó en la ceja. No queríamos creer lo que estábamos viendo y estaban a punto de pelearse. Fue entonces cuando Roy Keane y Van Nistelrooy entraron para separarlos».