spot_img

Baba Sule, la historia del mayor sueño ghanés que no fue

 

¿Cómo se gestiona ganar la Copa del Mundo Sub-17 con Ghana ante Brasil en la final, jugar en Europa llegando a fichar por el Real Madrid, y acabar como chofer de David De Gea? El centrocampista ghanés Baba Sule estuvo muy cerca de poder llegar a la cima del fútbol, la acarició, pero el camino de rosas se transformó en espinas debido a sus continuas lesiones que siempre le barraron el acceso a la absoluta ghanesa.

Nacido en Kumasi (Ghana) un 7 de noviembre de 1978, se formó en el Kumasi Cornerstones FC con el que llegaría a debutar en la primera ghanesa, emulando a uno de sus ídolos Joe Aikins (campeón de la Copa África de 1963). Su gran proyección hizo que los Black Starlets (como así se conoce a la Sub-17 de Ghana) le ofrecieran un lugar en sus convocatorias. “El fútbol en Ghana es distinto comparándolo con el fútbol de aquí. Ahí la preparación es otro mundo, por eso todos los que vienen de África quieren llegar a Europa para jugar al fútbol”, recuerda Baba.

 

 

El torneo de su vida

El momento que cambiaría por primera vez su vida fue formar parte de la selección de Ghana del Campeonato Mundial Sub-17 de la FIFA, que se celebró en las ciudades de Guayaquil, Portoviejo, Quito, Ibarra, Cuenca y Riobamba, en Ecuador, del 3 al 20 de agosto de 1995. Su gran papel en la competición, arrasando con victorias ante Ecuador, Japón, Estados Unidos, Portugal y Omán, se vio coronado con su segundo gol en el torneo, esta vez en la final.

Corría el minuto 39 y aprovechando un balón suelto que el guardameta Julio César había dejado muerto en el área tras un disparo con efecto de Joseph Ansah desde el centro del campo, Baba Sule la mandó dentro de la red. Cuando el balón cruzó la línea, con una pequeña ayuda de Emmanuel Bentil, ambos corrieron juntos mientras la multitud reunida en el Estadio Monumental de Guayaquil enloquecía. “Ese año fue memorable para mí y para el equipo que jugó en ese Mundial. Ese año fue genial. Fue un buen momento para nosotros y para el país».

 

 

Ese equipo de 1995 fue único en muchos sentidos, con algunos jugadores que destacarían en Europa y con un potencial que en la mayoría de casos no acabaría de estallar. Estuvo formado por Michael Abu, Kwaku Kyere, Bashiru Gambo, Stephen Appiah, Patrick Allotey, Attakora Amaniampong, Dini Kamara, Joseph Ansah, Abu Iddrisu, Emmanuel Bentil, David Amoako, Awudu Issaka, Christian Gyan, Baba Sule, Christian Saba, Raymond Fenny, Charles Akwei y Richard Ackon. Una buena mezcla de jugadores que habían pasado por diferentes etapas del fútbol en Ghana y que estaban hambrientos de éxito.

 

 

Su gran papel en aquella Copa del Mundo Sub-17 le sirvió para dar el salto a Europa, aunque permanecería en el Cornerstones FC hasta 1996. A pesar de ser un club de media tabla, en los primeros años del fútbol en Ghana los de Kumarsi se llevaron la FA Cup tres veces: en 1959, 1965 y 1989. Tras negociar con varios candidatos, fue el RCD Mallorca de la Segunda División A el que apostó más fuerte para hacerse con el fichaje de aquel joven talento de tan solo 18 años.

Por desgracia para nuestro protagonista, en las Islas Baleares fue donde comenzó su larga sucesión de infortunios a pesar de formar parte de la plantilla del ascenso… le diagnosticaron hepatitis en sus primeros meses en el club. «Cuando jugué para el RCD Mallorca, enfrenté muchos problemas por la hepatitis e incluso casi me costó el contrato, aunque tuve una conversación con ellos y me permitieron venir a Ghana para recibir tratamiento. Así que volví, me traté y regresé a Mallorca. Hicieron la prueba y la superé».

 

 

Tras un año terrible en el que solo pudo participar en 3 partidos, decidió aceptar la cesión al CD Ourense, de segunda, y las cosas empezaron a mejorar hasta que se estancaron de nuevo. Se rompió el cubito y el radio perdiéndose parte de los partidos de la 1997-1998, en los que su club conseguiría la permanencia por 3 puntos, y el podría disfrutar de minutos en 22 partidos.

 

 

A pesar de todo, regresó a las convocatorias de Ghana para jugar en el Mundial Sub-20 de 1997, donde sus dos goles ayudaron a Ghana a terminar en cuarto lugar y volvió a la escena internacional con grandísimas actuaciones en el Ourense, donde volvería a sumar el mismo número de partidos, y un gol, que en su primer año. Como un sueño, y tras todas las desgracias vividas, el Real Madrid se interesó por él en 1999.

«El Real Madrid me fichó para reemplazar a Claude Makélélé, aunque me dijeron que tenía que empezar en su segundo equipo, en Segunda División B. El problema era que por aquel entonces no permitían que los extranjeros jugaran en esa división, era solo para europeos y nacionales españoles. Así que me cedieron al Leganés con la esperanza de que lo haría muy bien allí y volvería. En ese momento, las cosas iban muy bien para mí».

 

 

Durante su primera pretemporada con el CD Leganés dio posiblemente su mejor versión, aunque otra vez apareció la mala suerte en forma de lesión y se rompió la rodilla en el minuto 63 del primer partido de liga de la Segunda División A 1999-2000 ante el CD Logroñés.

 

 

Aquello hizo que no pudiera reaparecer con garantías hasta prácticamente acabada la temporada 2003-2004, la última en la que podía ser cedido por reglamento. Baba Sule pudo volver a mostrar su gran talento, tras un verdadero infierno, e incluso Vicente del Bosque lo fue a ver un partido, en el que volvería a romperse la rodilla y allí acabaría todo para él.

“Me comentaron que tenía que hacer un buen partido porque venía Del Bosque a verme para llevarme con el primer equipo a hacer la pretemporada en Japón. Era el minuto 86 de partido, estaba acabando, con un balón que despejó el portero, tuve que controlar con el pecho arriba y al caer, al girar la rodilla, se me clavó ahí en el suelo y se rompió”, relata Sulé. Los doctores le avisaron que tenía que dejar de jugar o se quedaría cojo de por vida.

 

 

Tras solo disputar 7 partidos como pepinero, intentó buscarse la vida pasando desde la UE Lleida (donde no jugaría ni un solo minuto en partido oficial en 2A) hasta el Tomelloso donde llegaría a disputar 14 encuentros, el San Isidro con el que sumaría 9 encuentros, terminando en la Rapitenca de la Tercera División e incluso el Rayo Majadahonda, sumando entre ambos clubes muy pocos minutos de juego. Finalmente, decidiría dejar Europa para enrolarse primero en el Kwara United y después en el Niger Tornadoes, ambos de la Primera División de Nigeria, donde colgaría las botas en 2011.

Momentos después de colgar las botas, consiguió un trabajo como chófer de David De Gea cuando el guardameta todavía era un adolescente y estaba ascendiendo en las filas del Atlético de Madrid. «Cuando colgué las botas, mi representante era el mismo que el de De Gea. Tuve una discusión con él y acordamos que lo recogería con mi coche para llevarlo al campo de entrenamiento y luego al colegio. En ese momento era muy joven, pero mirando atrás, es genial haber hecho eso por uno de los mejores jugadores ahora.»

En ese momento, mientras hacía eso, Baba Sule estaba aprendiendo a ser electricista por las tardes. Uno de los últimos trabajos que se le conocen es el de utillero del Fuenlabrada, un club en las afueras de la provincia de Madrid. «En Fuenlabrada, me recibieron como parte del equipo y parte de la familia, aunque mi papel no es tan grande aquí, pero aun así me respetan y me tratan como al jugador profesional que solía ser. Tengo muchas responsabilidades en este club y me encanta estar aquí».