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Andrei Kanchelskis, el último talento de la Unión Soviética

 

Andrei Antanasovich Kanchelskis defendió la camiseta de clubes como el Dynamo de Kiev, Shaktar Donetsk, Manchester United, Everton, Fiorentina, Glasgow Rangers, Manchester City o Southampton, entre otros. El ucraniano de corazón ruso hizo suya la banda derecha y puso en aprietos a los laterales rivales, convirtiéndose en un espectáculo habitual y apasionante para los aficionados al fútbol.

Icónicas sus «técnicas especiales» que parecían sacadas de un videojuego arcade de la época: el «showboat» en la que daba una vuelta sobre sí mismo antes de encarar al rival o el «soviet salute» en el que se subía literalmente encima de la pelota mientras hacia un saludo militar.

 

 

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En su palmarés encontramos una liga y una Copa Soviética, tres ligas inglesas, una FA Cup, una Copa de la Liga, una Supercopa de Europa, tres Charity Shields y dos ligas, tres copas y dos Copas de la Liga en Escocia. Memorable también su nivel en la saga de videojuegos PC Fútbol, en los que se convirtió en uno de los jugadores más valorados.

 

 

La historia del ucraniano que amaba la madre patria Rusia

Nacido en la ciudad ucraniana de Kirovohrad, e hijo de padre lituano, Antanas, y madre ucraniana, Kanchelskis comenzó su carrera en el equipo de su ciudad natal, el Zirka Kropyvnytskyi, conocido entonces como Zirka Kirovograd. En 1988, fue llamado a filas del ejército y pudo elegir entre dos equipos: el Dinamo de Kiev y el Dnipro, eligiendo el primero. Fue allí donde decidió convertirse en extremo tras ver jugar al brasileño Jairzinho, y considerarlo uno de sus máximos ídolos.

Su gran estado de forma le permitió debutar con la Unión Soviética en 1989, marcando el último gol de la historia de la nación antes de la disolución de la Unión Soviética en 1991. En 1990 fue traspasado al Shakhtar Donetsk, donde su salario aumentó a 700 rublos semanales, y demostró estar preparado para dar el salto a un grande europeo. Tras 21 partidos y 3 goles, Sir Alex Ferguson anunció su fichaje el 26 de marzo de 1991 por 650.000 libras, causando una gran polémica, de la cual se defendió asegurando que aquel fichaje «era un riesgo justificable».

 

Su presentación en la Premier League y posteriores aventuras europeas

Ferguson quedó prendado de Kanchelskis cuando el scout Rune Haugerge envió al técnico escocés vídeos del extremo jugando con la Unión Soviética. El Manchester United invitó a Andrei a participar en una prueba, aunque el propio jugador confesó a posteriori que se le ocultó la verdadera naturaleza de la prueba hasta el último momento. Sus representantes le informaron de que un club de Manchester estaba interesado en él, pero no cuál. A pesar de no estar bien preparado, llevar botas de la talla equivocada y, según sus propias palabras, «hacerlo fatal», Kanchelskis impresionó a los dirigentes del United.

Su primera participación se produjo en mayo del 91, en una derrota por 3-0 contra el Crystal Palace, cuando un equipo plagado de suplentes sustituyó momentáneamente a los titulares habituales, la mayoría de los cuales estaban descansando para la final de la Recopa de Europa contra el Barcelona de Johan Cruyff. La temporada siguiente, Kanchelskis aprovechó la ausencia por lesión de Lee Sharpe para adueñarse de la banda derecha, la izquierda pertenecía a Ryan Giggs. Aunque el Leeds le arrebató el título, la visión de Ferguson de un club ofensivo, joven y psicológicamente sólido empezaba por fin a tomar forma.

 

 

El verano de 1992, jugó para la CEI, una breve asociación de antiguas repúblicas soviéticas, a la que representó en la Eurocopa. Tras el torneo, eligió representar a Rusia en lugar de a Ucrania, su país natal. Tras boicotear a la selección en la Copa Mundial de la FIFA 1994, regresó y jugó con Rusia durante la Eurocopa 1996, y ganó su última convocatoria en 1998. En total, Kanchelskis fue internacional en 59 ocasiones y marcó siete goles. En su carrera juvenil, con la selección sub-21 de la Unión Soviética, ganó el Campeonato de Europa sub-21 en 1990.

 

Sharpe le complicó la vida a Kanchelskis en la temporada 1992-1993. El británico se había perdido la primera parte de la temporada por culpa de una meningitis vírica, pero después de Navidad alcanzó el mejor estado de forma de su vida. Andrei quedó relegado al papel de suplente, y el United conquistó su primer título de liga desde 1967. Para la temporada siguiente, sin embargo, estuvo sublime. No había quien le parara, metafórica y físicamente. Irrumpir en el espacio al contragolpe y superar a toda velocidad a un lateral desprevenido se convirtió en su seña de identidad, y los aficionados le adoraban por ello. Disputó un total de 44 partidos y marcó 10 goles en el doblete nacional del Manchester United, la quinta vez que un club lo lograba en el siglo XX. Su dominio fue tal que, tras quedar primero de la liga en agosto, no volvió a ceder el primer puesto ni una sola vez en toda la temporada.

Al final de la temporada, Kanchelskis acalló los rumores de que quería dejar el club firmando un nuevo contrato que le mantendría en el noroeste hasta 1999. Estaba claro que formaba parte de los planes a largo plazo del entrenador. Andrei tuvo un comienzo fulgurante a principios de la temporada 1994-1995. En noviembre, cimentó su leyenda en el United con una sensacional actuación y un triplete contra su rival, el Manchester City. El extremo estaba en plena forma. Antes del cambio de año, ya había marcado 11 goles.

 

 

Sin embargo, no todo era color de rosa en el Teatro de los Sueños. La relación entre el club y el jugador se desintegraba. Después de Navidad, Kanchelskis empezó a tener molestias estomacales, pero el equipo médico del United no fue capaz de diagnosticar nada concreto. El personal del club creyó que fingía una lesión porque deseaba ser vendido, algo que él siempre negó. De hecho, el jugador aún asegura a día de hoy que la falta de confianza del club fue uno de los factores clave para irse. El principal obstáculo para el traspaso eran un par de cláusulas: una que otorgaba al Shakhtar Donetsk el 30 % de los beneficios de cualquier traspaso, y otra que concedía a Kanchelskis el mismo porcentaje. El Manchester United era reticente a venderlo por menos de 5 millones de libras tras las deducciones.

El deseo inicial de Kanchelskis era unirse a su excompañero Bryan Robson en el Middlesborough, pero el Manchester United se resistió a una oferta más alta y finalmente fue vendido al Everton por 6 millones de libras. No está claro si Kanchelskis realmente quería dejar Manchester. Desde entonces ha expresado su arrepentimiento, diciendo que «fue un error por ambas partes». También hubo rumores sobre mafias y deudas de juego, pero Kanchelskis los ha descartado todos como «historias estúpidas».

 

 

Las hazañas de Kanchelskis en el Everton le convirtieron en un héroe de Goodison Park. Sus 16 goles en la temporada 1995/96 auparon al equipo de Joe Royle a lo más alto de la tabla, que se quedó a las puertas de clasificarse para la Copa de la UEFA, en sexta posición. Una vez más, se especuló con su fichaje y, cuando sufrió un serio bajón de forma a mediados de la temporada siguiente, los Toffees, con problemas de liquidez, aceptaron una oferta de 8 millones de libras de la Fiorentina. En Florencia, Andrei se uniría a una escuadra que tenía como principales estrellas a Rui Costa y Gabriel Batistuta.

Aunque volvería a la Premier años más tarde, con el Man City y el Southampton, la etapa de Kanchelskis en la máxima división inglesa estaba, a todos los efectos, acabada. A su regreso, ya no sería el mismo jugador.

 

 

Directo al ostracismo

Su paso por la Serie A fue decepcionante en todos los sentidos. Sufrió algunas lesiones horribles, que le privaron de su feroz velocidad y, aparte de sus problemas físicos, Kanchelskis también tuvo dificultades para adaptarse a la naturaleza defensiva del juego italiano. Los espacios que se le presentaban a la contra en el Manchester Utd y el Everton habían desaparecido, haciendo inútiles su velocidad y su potencia. Fue un periodo infructuoso y, tras el Mundial de 1998, fue traspasado al Glasgow Rangers por 5,5 millones de libras.

Su relación con el estricto Dick Advocaat era tensa. Hubo, sin embargo, breves destellos de su genio. Tras dos temporadas completas en el Ibrox y una cesión al Manchester City, quedó libre y se marchó al Southampton. Terminó su carrera con una breve estancia en Arabia Saudí, en el Al Hilal, y tres temporadas más en Rusia con el Dynamo Moscow, Saturn Ramenskoye y Krylia Sovetov, antes de poner fin a su carrera.